Para empezar, cuénteme, ¿cómo empezó en el mundo del tatuaje?

R Recuerdo que me compré mi primer kit de tatuaje, el típico kit chino, después de hacer un grafiti en la fachada de una frutería. Y, claro, a partir de ahí y de empezar a tatuar, se me despertaron las ganas de dominar este arte y me involucré al máximo, tatuando a todo el que quisiera de mi barrio.

P ¿Tuvo algún mentor?

R Cuando comencé, el tatuaje no estaba tan desarrollado como hoy. Fui creciendo muy poco a poco y de forma autodidacta.

P ¿Y algún referente, algún artista que le influyera en aquellos primeros pasos?

R Quizá cuando comencé a probar con el color sí que me fijaba mucho en el trabajo de tatuadores como Niko Hurtado, por ejemplo, pero casi desde el principio decidí buscar mi propio estilo. Me introduje en el realismo y, claro, seguí el trabajo de grandes artistas internacionales, pero no para tomarlos como referentes. Yo siempre he querido diferenciar mis tatuajes de los de los demás, que tengan una identidad propia y, al verlos, digas: «Ese es de Ganga».

P Le he leído decir que el tatuaje le sirvió para «abstraerse» de lo que rodeaba en un barrio como Los Rosales. ¿Una adolescencia difícil?

R No la consideraría difícil. A todo hay que adaptarse, ¿sabes? Pero sí que veía cómo los otros niños tenían cosas que yo no podía tener... Y tu cabeza, con el tiempo, busca soluciones, y tienes dos opciones: resignarte y seguir el camino de los demás o cambiar e ir a por lo que quieres. Yo decidí hacer lo segundo desde bien chico.

P Y el tatuaje le sirvió para poder ir ganándose la vida.

R Gracias al grafiti empecé a sacarme un dinerillo para mis caprichos, pero cuando conocí el tatuaje y empecé a trabajarlo fue cuando comencé a ganar dinero de verdad; lo suficiente para plantear cambios en mi vida, al menos. Quizá esto también ha servido para motivarme: Quería cambiar un poco mi vida y alejarme de los problemas que supone la calle en un barrio así. Pero, a pesar de todo, no olvido mis raíces. Que este sábado [por el pasado] esté tatuando a Odell Beckham Jr. [jugador de los New York Giants de la NFL] en Los Ángeles no quiere decir que cuando regrese a España no vaya a ir a mi barrio a estar con mis amigos de siempre. Uno nunca puede olvidar de dónde viene, y mucho menos a las personas que siempre te han apoyado.

P De hecho, y pese a que su fama es internacional, ha montado su estudio en El Palmar.

R Exacto. Pensé que esta historia debía nacer dónde nací yo, y así poder ofrecerle a Murcia algo de lo que he estado trabajando tanto durante este tiempo. Estamos haciendo que personas de todas partes del mundo conozcan El Palmar y pasen unos días aquí, algo que nunca hubiera imaginado. Sea como sea, nuestra idea no es quedarnos aquí siempre. Mi futuro aún no está definido y mi intención es llevar mi arte y el de mi equipo por todo el mundo.

P Meterse en su cuenta de Instagram es encontrarse con cantantes, deportistas y famosos de diversa índole. Supongo que esta profesión le ha llevado a vivir situaciones que hace no tanto tiempo no podía ni imaginar.

R La verdad es que impresiona un poco. Pasas de estar paseando por tu barrio a estar paseando por Estados Unidos o, en un mismo día, ir de un lado para otro y llegar un momento en el que no sabes ni dónde estás. ¡Una vez hicimos Miami-Louisiana-Nueva York en tan solo 24 horas! Y, claro, verte rodeado de las personas a las que sigues, escuchas o ves por televisión, y ver que son de carne y hueso y que realmente te tratan como uno más y admiran tu trabajo... Son sensaciones muy raras, es como estar en un sueño constantemente.

P ¿Hay algún momento de estos que le haya marcado particularmente?

R Si tuviera que elegir uno diría que la sesión con Drake. Cuando terminamos le dije que si no le importaba dejarme su firma tatuada; fue increíble cuando aceptó. Fue su primer tatuaje y lo hizo sobre mi piel. Es una anécdota que siempre llevaré conmigo (clavaba la aguja demasiado) [Risas].

P ¿Recuerda cuál fue su primer encargo gordo, el primer trabajo que le encargara algún famoso y que realmente le hiciera reflexionar sobre la magnitud de su trabajo?

R Bueno, no sé. El trabajo que más ilusión me provocó fueron las piernas de Odell Beckham Jr., también quizá por cómo fue todo. Nos conocimos en la sala VIP del concierto de Drake. Era una persona que irradiaba una luz increíble, el alma de la fiesta. Entonces yo ya le seguía por Instagram y me parecía una persona súper original y con un estilo propio increíble. Y, bueno, esa noche nos conocimos y conectamos muchísimo. A los pocos días se puso en contacto con nosotros: quería tatuarse a Michael Jackson y fuimos sin pensarlo. Odell nos recibió como a unos amigos más y nos trató como muy pocas personas lo han hecho. Y para rellenar dos piernas se necesita mucho tiempo y hemos tenido que ir varias veces, así que, con el paso del tiempo, vimos cómo la relación tatuador-cliente estaba desapareciendo y estábamos encontrando una verdadera amistad.

P ¿Hay alguien al que le haya hecho particular ilusión tatuar?

R Mira, yo entiendo lo que significa un tatuaje para las personas, así que realmente disfruto tatuando a todo el mundo, ya sea de Murcia, Holanda o de Los Ángeles; disfruto conociendo la historia de esas personas y me esfuerzo al máximo siempre. Pero bueno, sí, como cualquiera, cuando ves a cantantes, deportistas o actores a los que sigues, que te gustan, es impresionante; para mí es un honor increíble que gracias a mi trabajo pueda compartir un momento con estas personas y descubrir cosas sobre ellos. Otamendi [jugador de fútbol de la Selección Argentina y del Manchester City], por ejemplo, fue muy especial para nosotros: fue el primero y lo pasamos increíble con él. Por otro lado, el tema de Drake era algo difícil de creer... Y con Odell, como te digo, fue muy especial. Pero no podríamos elegir una persona en particular ya que pienso que todos son especiales para mí. Cada historia es especial.

P ¿Alguna anécdota que haya vivido en alguno de sus viajes que nos pueda contar?

R Recuerdo un momento muy gracioso el primer día que fui a casa de Odell. Quería ver cómo estaba curando el ‘Michael Jackson’ que le tatué en la pierna, así que le pedí que saliera a la terraza para verlo mejor. Él me miró extrañado, pero yo no entendí lo que pasaba hasta que salimos fuera. Me agaché para ver el tattoo y, de repente, se abalanzaron sobre mí sus tres presas canarios [Risas]. Lo peor es que me dio una impresión brutal y, acto reflejo, me di la vuelta estampándome con el cristal de la ventana. Odell cogió a los perros y sus amigos abrieron la ventana. Entré súper agobiado y directo al suelo... De hecho, acabamos todos por los suelos riendo [Risas].

P Joaquín, ¿cómo se presenta el futuro? ¿Tiene algún proyecto en marcha que nos puedas contar? ¿Algún encargo relevante?

R Nuestro principal proyecto ahora mismo es el estudio que hemos montado en El Palmar. Queremos hacer de él un espacio único, alejado de los estudios de tatuajes convencionales. Un espacio limpio, profesional, donde el cliente se sienta especial y único por llevar nuestro arte y compartir nuestras historias; queremos hacerles partícipes de ellas. Además de esto, nuestro principal objetivo es montar otro estudio fuera de España. Esperemos que no dentro de mucho podamos decir que un equipo de murcianos está tatuando en un estudio en Estados Unidos.

P Que es ya casi como su segunda casa.

R Sí, este sábado [por el pasado] viajamos a tatuar a Odell y nunca sabemos en lo que pueden desembocar estos viajes... Este verano tatué a Chris Brown y es posible que pronto os enseñe algo más sobre la piel de este gran cantante. De momento, mejor no decir nada más.