Después del follón, acabó en aislamiento. Todo empezó en la sala de estar del módulo en cuestión, en Campos del Río. A consecuencia de la huelga, había retrasos a la hora de hacer entrega a los reclusos de los medicamentos que tienen recetados.

Y un interno en cuestión se puso nervioso, hasta el punto de llegar a ser agresivo. Tuvo que ser reducido por sus propios compañeros para que el episodio no fuese a más. Los funcionarios ven lo ocurrido como una muestra más de la inseguridad que padecen a diario.