Adilna es una venezolana de 30 años, solicitante de protección internacional, que llegó a Murcia en 2016 huyendo de la inseguridad y la delincuencia que comenzaban a cercarla a ella y a su familia en su tierra natal. Vino embarazada de su segundo hijo, y desde entonces afirma estar «muy agradecida a España, un país organizado y cordial». Aunque actualmente está en paro, se encuentra dentro del protocolo coordinado entre la Comunidad y las entidades Cepaim, Murcia Acoge, Accem y Cruz Roja para la inserción laboral de este colectivo. El protocolo acaba de llevarse el premio RegioStars 2018.

¿Cómo decide venir a España?

Mi marido y yo tomamos la decisión porque conseguir alimentos en Venezuela se estaba poniendo muy complicado. Para obtener cualquier tipo de comida en Venezuela tienes que hacer colas de muchas horas, y a veces ni siquiera puedes comprar. Me vine embarazada, después de que entraran a robar en mi casa, con nosotros dentro. La situación era terrible. La gente allí ya está muy resignada. Sabes que si protestan pueden dispararte, directamente.

¿Fue difícil dar el paso?

Sí, pero sabíamos que había llegado la hora. Escogimos España sobre todo por el idioma, para que todo nos fuera más fácil. Llevamos aquí dos años, siempre en Murcia. Me gustaría que viniera aquí mi hermana, que tiene dos bebés, pero el billete es caro.

¿Cuál es su situación actual aquí?

Tengo la tarjeta roja, es decir, el documento que autoriza a un solicitante de asilo a permanecer en España durante el periodo en que se resuelve esa solicitud. La primera tarjeta roja que se entrega no permite trabajar, pero posteriormente se ofrece otra que sí lo permite, y es la que poseo.

¿Cómo ha sido su adaptación a España?

Estoy muy agradecida. Venezuela es un país con mucha riqueza natural, pero ojalá tuviera la organización de España. Para una adaptación total necesitaría estabilidad laboral, pero es un proceso, las cosas no las obtienes de la noche a la mañana.

¿Cómo llega a recibir orientación del SEF dentro del protocolo de atención al colectivo del que forma parte?

Conocí el SEF porque una vecina me dijo que tenía que 'sacar el paro' en una oficina. Pero una vez realizado el trámite, me informaron de que además había disponible un servicio de atención a personas como yo. Me derivaron a una orientadora y así fue como empecé a mantener citas regulares con ella.

¿Cuál es su opinión sobre este protocolo?

Es muy positivo que se ofrezca esa acogida organizada porque en un primer momento hay asociaciones que por ejemplo ayudan al pago del alquiler o de recibos de la luz y, posteriormente, se trabaja sobre todo en el perfeccionamiento de la búsqueda de empleo, y se marca un camino, una senda para mejorar tus puntos débiles y definir lo que buscas exactamente. Aunque cualquier trabajo que me pongan a hacer, yo lo hago.

¿Cuál es su próximo reto?

Estoy muy motivada con mi participación en Vives Emplea, que es un proyecto que se hace en colaboración con Acción contra el Hambre y que consiste en la búsqueda de trabajo en equipo, recibiendo orientación exhaustiva. Vamos a visitar empresas, a conocer qué perfiles buscan y a dejarles directamente nuestro currículum. Lo único que quiero es trabajar, para ir cubriendo las necesidades del día a día.

¿Cómo ayuda ese acompañamiento?

Me siento más apoyada, más motivada. Yo sola me desanimo fácilmente. Y cuando echo el currículum y no me seleccionan, pienso: pero por qué. Sin embargo, con mi orientadora puedo analizar las causas por las que no me hayan seleccionado.

¿Estudió alguna especialidad en Venezuela?

Sí. Realicé estudios de tres años de marketing allí, pero en España no me los homologan porque fueron en una institución privada. Me he presentado a las pruebas de competencias clave del SEF en Lengua y Matemáticas, porque si las superas, puedes hacer cursos de formación que exigen ESO o Bachillerato aunque no tengas esas titulaciones.

¿Encuentra más problemas para trabajar en España por su condición?

Estuve trabajando en un restaurante, de auxiliar de cocina. Los dueños me aceptaron bien, no pusieron ninguna pega.