La Región ha perdido más de 500 oficinas bancarias en la última década. En los años previos a la crisis las instituciones financieras multiplicaron su presencia en los municipios murcianos atraídas por el crecimiento de los créditos hipotecarios y la elevada inversión que se movía en todos los sectores, alentada por los beneficios del ladrillo. La fiebre expansionista llegó hasta el punto de que había instituciones que llegaron a tener dos sucursales en la misma calle haciéndose la competencia mutuamente. A partir de 2008, cuando los resultados empezaron a resentirse de la crisis, iniciaron el ajuste de su red.

Al principio solo fueron suprimidas las sucursales más cercanas, pero las fusiones de las cajas de ahorros forzadas desde el Banco de España, desde Bruselas y el proceso de concentración que se ha producido en torno al Santander han dado lugar a la desaparición de casi el 40% de las oficinas existentes hace una década.

Al acabar 2007 había en Murcia 1.326 sucursales de los bancos y cajas, según los datos recogidos en el Anuario de La Caixa. Entre 2005 y 2007 se abrieron 112 oficinas.

Sin embargo, el último dato publicado por el Banco de España reduce a 828 el número de oficinas existentes en noviembre de 2017.

Suponiendo que en el cómputo del organismo regulador estén incluidas las cuatro oficinas que suprimió el Banco Sabadell el pasado mes de noviembre en Cieza, Jumilla, Ulea y Lorca, habrá que descontar al menos las 10 que ha cerrado BMN antes de fusionarse con Bankia. Esto supone que la Región ha terminado el año con 818 oficinas.

Por tanto, entre 2007 y 2017 han desaparecido 508 oficinas, que representan el 38%. No obstante, en este periodo han aparecido nuevas instituciones, como Triodos.

En toda España el porcentaje de descenso ha sido similar, según fuentes de UGT, lo que se ha traducido en la pérdida de 85.000 puestos de trabajo desde 2008.

El Anuario de La Caixa de 2007 situaba a Murcia en aquel momento a la cabeza de las comunidades autónomas que habían registrado una mayor expansión bancaria.

La Región era entonces la segunda comunidad (sólo detrás de Canarias) que había registrado desde 1993 un mayor crecimiento en el número de oficinas de los bancos (20,1%) y de cajas de ahorros (31,5%).

Estos datos reflejan el desarrollo económico que experimentó la Región en los años previos a la crisis. Por municipios, destaca el caso de Molina de Segura, donde sólo las oficinas de cajas de ahorro aumentaron su presencia un 94,7%. A pesar de este crecimiento, los murcianos tenían una oficina por cada mil habitantes, una proporción que coincidía con la media nacional.

Las entidades sostienen que el ajuste de la red está motivado en gran parte por la digitalización, que evita a muchos clientes la necesidad de ir a su banco a realizar sus gestiones. Auguran que el proceso puede continuar en el futuro, dado que la concentración bancaria va a seguir, y no descartan que las doce entidades consideradas «significativas» en este momento tengan que protagonizar nuevas fusiones.