La acumulación de sedimentos en el fondo de los pantanos de la cuenca del Segura ha provocado que siete de ellos hayan perdido capacidad de almacenamiento de agua entre un 10 y un 40 por ciento. Este es el resultado del estudio llevado a cabo por la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), en colaboración con el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), que ha utilizado drones -acuáticos y terrestres- y otras nuevas tecnologías para llevar a cabo estas mediciones.

El secretario general de la CHS fue el encargado de presentar ayer el resultado de estos trabajos con la ponencia 'Aplicación de los drones en la cuenca del Segura', en el marco del XVII Congreso de la Asociación Española de Teledetección que se ha celebrado estos días en Murcia.

Ha sido el embalse de Valdeinfierno (Lorca) el que más capacidad de almacenaje de agua ha perdido (casi un 41%) desde que se construyó en 1897. Le sigue el Alfonso XIII (Calasparra), con casi un 31%, desde 1916; el del Judío (Cieza), con un 28,5% desde 1992; y el de Argos (comarca del Noroeste), con un 28% desde 1974.

Los cuatro restantes estudiados son el pantano de Santomera, que ha perdido una capacidad del 14,76% desde que se construyó en 1967; el del Cárcabo (Cieza), con un 11,7 menos desde 1992; y el de Puentes (Lorca), que tiene un 7,2% menos de capacidad de almacenar agua desde el año 2000.

Bernabé explicó que las batrimetrías que venían manejando tenían más de 20 años, por lo que había que realizar nuevos estudios. «El punto de partida fue una discrepancia con la capacidad del pantano de Valdeinfierno, en Lorca, ya que nosotros creíamos que había más agua de la que realmente almacenaba».

A partir de ahí, en febrero de 2015 la CHS decidió actualizar la batrimetría (profundidad) de los pantanos de Valdeinfierno y Puentes, que están conectados. También se decidió poner al día su topografía. «Como nuestro presupuesto era más bien escaso, necesitábamos utilizar una técnica lo más precisa posible y con costes asumibles», indicó. Para ello, firmaron un convenio con el Imida, que ha utilizado drones y otras nuevas tecnologías para hacer las mediciones.

Los primeros resultados los obtuvieron en julio de 2016. «Tardamos más que con los otros cinco pantanos de después porque era la primera vez que se utilizaban estas tecnologías y dimos algún palo de ciego; pero a partir de entonces, los trabajos fueron mucho más rápidos», recordó Bernabé.

Si algo ha jugado en favor del organismo de cuenca ha sido el presupuesto. «Hemos invertido sólo 14.000 euros, cuando con las técnicas tradicionales hubiéramos gastado cientos de miles de euros, y no podríamos haberlo hecho», dijo el secretario general.

Este proyecto también ha permitido a la Confederación conocer el volumen de acarreos de sólidos que se depositan en el fondo de los pantanos y «mejorar la caracterización de los bienes que integran los embalses para optimizar la gestión patrimonial y aprovechar otros productos resultantes».

Nuevas tecnologías

En los trabajos se han utilizado nuevas tecnologías como las imágenes de satélite de muy alta resolución; vehículos aéreos no tripulados -drones- (VANTs/UAVs); los LIDAR (dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado); un escáner laser terrestre y receptores topográficos GNSS (Sistema Global de Navegación por Satélite). «Es un método preciso y barato, y sabemos que ya hay otras confederaciones hidrográficas interesadas en utilizarlo en sus cuencas», apuntó Bernabé.

Dragado

A partir de ahora, la Confederación sabe que tiene que dragar los pantanos, algunos con más urgencia que otros, si bien el que más prisa corre sería el de Valdeinfierno. «Pero al estar conectado al de Puentes y éste sigue teniendo una buena capacidad, podemos esperar», dijo el secretario general.

En los próximos meses le toca el turno al resto de los pantanos de la cuenca, los de mayor capacidad, y se espera tener terminado el estudio a mediados del próximo año.