Juan Terol es un profesor jumillano que se encuentra en Niza para participar en un curso intensivo de francés becado por la consejería de Educación y Universidades de la Comunidad. La noche del jueves, día de la Fiesta Nacional francesa, acudió por la noche, como tantos ciudadanos, a contemplar desde el llamado paseo de los ingleses el espectáculo de fuegos artificiales que con motivo de la efeméride se iba a ofrecer cerca de la zona donde un camión arremetió contra la multitud causando, por el momento, más de ochenta muertos.

"La familia que me tiene acogido me recomendó que me abrigara, pues pese a que aquí en Niza hace un calor sofocante, parecido al de Murcia, ayer (jueves para el lector) hacía un día feo. Yo no hice caso, pero cuando íbamos andando hacia el paseo marítimo, empecé a tener frío, por lo que propuse resguardarnos y ver los fuegos artificiales en la zona donde está la antigua muralla de la ciudad y no en el paseo marítimo", relata Juan, que cuenta que, de pronto, vio una avalancha de personas corriendo despavoridas. "Yo vi que todo la gente corría aterrorizada, gritando sin parar, y no sabía qué estaba pasando. Solo veía a gente correr apresuradamente, por calles que son estrechas, parecidas a la Trapería del centro de Murcia", señala este profesor bilingüe natural de Jumilla, que volverá a España en la próximas semanas al acabarse su beca.

La reacción de Juan ante el caos fue resguardarse en una esquina con las personas que le acompañaban a esperar que el caos terminara y todo volviera a la normalidad. Estaba «a una media hora» de casa y su único objetivo era volver cuanto antes. "No pudimos coger ni los autobuses ni el tranvía, por lo que tuve que volver andando. Conozco casos de otras personas que han pasado toda la noche encerradas en un bar por el miedo a salir. Además, antes de ir a casa acompañé a un compañero a su casa. Por el móvil me iban informando de lo que había ocurrido, pero hasta que no llegué a casa no tuve noticias concretas".

Afortunadamente para él, el inesperado frío de la noche del jueves en Niza salvó a Juan y sus amigos, "pues seguramente hubiéramos llegado a la zona a la que entró el camión". No tiene ningún daño y ayer hizo su vida normal, asistiendo al curso por el que está en el país galo. "Hoy (ayer para el lector) hay mucho silencio en Niza. Es el día después, en el que realmente eres consciente del golpe, y la ciudad está apagada. Al curso solo hemos asistido cuatro personas. Yo pienso que no podemos encerrarnos en casa y tener miedo, debemos hacer nuestra vida normal. El jueves no era mi momento y ya está. La vida sigue", señala, con tranquilidad, el docente jumillano, que destaca "la espectacular mezcla étnica" que hay en Niza, "una ciudad en la que en la misma calle te puedes encontrar un Ferrari y, a dos metros, un mendigo. Es una ciudad con mucho estrés y carácter, la gente se altera de manera muy rápida".

En Niza también se encontraba el jueves una funcionaria del ayuntamiento de Lorca, que había viajado a la ciudad gala y que tenía previsto acudir al espectáculo de fuegos artificiales del 14 de julio. El concejal de Educación de la ciudad del sol, Francisco Montiel, señaló que pudo hablar con la empleada de la biblioteca municipal, que se encuentra de vacaciones con su hija en Niza, y que ésta decidió finalmente quedarse en su hotel y no ver los fuegos artificiales que se disparan con motivo de la Fiesta Nacional. "Y tal vez eso le salvó la vida", indica Montiel, que recordó que el alcalde de Lorca, Francisco Jódar, y una delegación de concejales lorquinos se encuentra precisamente en Francia, donde el jueves se selló el hermanamiento de Lorca con la ciudad de Adissan.