El entierro de Díaz Cano será mañana en el cementerio Nuestro Padre Jesús, de la pedanía murciana de Espinardo, tras la celebración de un funeral en el tanatorio próximo, donde se encuentran sus restos mortales.

Díaz Cano, considerado el primer niño prodigio de la historia de la guitarra, había nacido en Hellín (Albacete) el 17 de junio de 1926, aunque, siendo él pequeño, su familia se trasladó a vivir a Murcia, donde empezó a estudiar guitarra con el profesor Pedro Guerrero.

En 1943 se fue a Madrid para cursar estudios superiores en el real conservatorio, donde obtuvo sobresaliente en todas las asignaturas, tras lo que comenzó a ofrecer conciertos por España.

La tuna de la universidad de Murcia requirió su colaboración para una gira en el entonces protectorado español en Marruecos, y Díaz Cano decidió tras esos conciertos quedarse en Tánger.

Fue entonces cuando el consulado general de España le encargó crear una estudiantina española.

En la década de los 50 del siglo pasado, tras realizar giras por ciudades italianas, regresó a Tánger, donde comenzó a preparar el "Concierto de Aranjuez", de Joaquín Rodrigo, con el que ofreció varios conciertos en Turquía.

En 1956 fue embajador de la música española a bordo de la Exposición Flotante Española que recorrió los principales puertos de Hispanoamérica, y en 1964 fue concertista en el pabellón de España de la feria mundial de Nueva York.

Además de actuar ante numerosos jefes de Estado y de Gobierno, lo hizo en Portugal ante los condes de Barcelona y el entonces príncipe Juan Carlos.

Fue además concertista de cámara de la corte del rey de Marruecos.

Fue autor de numerosas obras, entre ellas, "El pequeño guitarrista", "Canción de cuna", "Canción popular de Nápoles", "Contrapunto para una melodía ingenua", "Homenaje a Turina", "Homenaje a Villalobos", "Lamentos de Andalucía", "Nocturno cubano", "Canto a Perú", "Amanecer en México" y la "Suite murciana".

Sus discos han sido editados por el desaparecido sello Columbia, Durium (Milán) o Decca (Londres).

Díaz Cano, al que se le han dedicado calles en Hellín y en Agramón (Albacete) y una plaza en Murcia, fue profesor de los conservatorios de Tánger, Rabat y Casablanca, así como en el palacio Real marroquí, y desde 1975 ejerció como catedrático de guitarra del conservatorio de Murcia.

Fue el primer premio de solfeo de este centro de estudios musicales y primer premio de guitarra del conservatorio de Madrid, cuenta con reconocimientos nacionales e internacionales y era académico de número de la real academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca, de Murcia.