El mercado Santa Florentina pasa por el «peor» momento de su historia, tal y como apuntan los propios comerciantes de la plaza de abastos por excelencia de Cartagena. El lugar ha batido este año su récord de puestos cerrados, con hasta 33 vacantes, apuntan. En total, tiene capacidad para 87 negocios en la actualidad. Así que cerca del 38% de ellos se encuentran sin ningún tipo de actividad. Los comerciantes culpan de esta situación al Ayuntamiento de Cartagena, que gestiona la alcaldesa Ana Belén Castejón (PSOE). Destacan que se sienten «marginados» por el Consistorio, y lamentan el «total estado de abandono» que padece la plaza de abastos desde hace años.

Uno de los ejemplos que ponen como muestra de la dejadez es el aparcamiento subterráneo, que lleva clausurado desde hace más de una década. El Consistorio sacó a concurso el mes pasado la explotación del parking, pero la puja ha quedado desierta, al no presentarse ninguna empresa. La zona de estacionamiento cuenta con una superficie de 1.800 metros cuadrados, en los que da cabida, según el pliego municipal, a 39 plazas para automóviles y 21 para motocicletas. Empresarios del sector contactados por este periódico apuntan al respecto que no es viable hacer negocio con un garaje con tan pocas plazas. Además, ponen se quejan de que tienen que asumir el arreglo del subterráneo, que se encuentra en muy mal estado, y lleno de humedades. Asimismo, cuestionan que el tiempo de la concesión es muy corto -20 años- y que el canon que hay que abonar al Consistorio no es un regalo:15.000 euros al año. Igualmente, el aparcamiento tiene como hándicap que debe destinarse en horario comercial a los clientes del mercado, por lo que no pueden venderse abonos de 24 horas o de horario laboral. Sobre ello, los comerciantes ven «lógico» que ninguna empresa puje con esas condiciones. Por ello, reclaman a la Administración local que «mejore» las condiciones del pliego, para que sea «más atractivo» para las empresas». Valoran que la reapertura del aparcamiento es «vital» para la supervivencia de Santa Florentina.

En este sentido, señalan que ya no va clientela de la periferia o de los barrios, y que el público del mercado se resume en las amas de casa que viven al lado y van a pie a comprar. Resumen que cada día que pasa es peor, en cuanto a ventas. Y se ven abocados a tener que cerrar la plaza los lunes, día en el dicen que ya prácticamente no va gente comprar, al coincidir con la jornada habitual de descanso de las pescaderías, porque los marineros no faenan los domingos.

Robos y pedigüeños

Robos y pedigüeñosAl margen del aparcamiento, otro de los problemas que preocupan a los vendedores es la falta de seguridad. Sostienen que recientemente se han producido robos de género en algunos puestos fuera del horario comercial, y que tienen gente pidiendo limosna o buscando algo que echarse al bolsillo que «incómoda» y «espanta» a la clientela. Proponen al Consistorio que ponga un agente de la Policía Local destinado allí en horario comercial. El Ayuntamiento gastó 15.000 euros para instalar nueve cámaras de seguridad a finales de 2017, pero los comerciantes y el PP, que está en la oposición, cuestionan que estén en funcionamiento. Los populares preguntaron la semana pasada al Gobierno local por ello en el pleno municipal. Éste respondió que solo una de ellas no funciona, porque se mojó.

Precisamente, el agua ha sido uno de los inconvenientes de la plaza de abastos. Durante la gota fría de finales del pasado año hubo «cataratas» en algunos puestos. El Ayuntamiento hizo reparaciones de urgencia tras ello. Aún no ha vuelto a llover, así que los vendedores ponen en duda que la reparación haya resuelto el problema que existía con la canalización.

En líneas generales, los comerciantes urgen a que se haga una reforma integral del mercado, que sirva para darle un lavado de cara que lo haga atractivo. El Consistorio adjudicó a finales de 2018 la reforma de una decena de puestos de fruta desocupados por algo menos de 120.000 euros. Los vendedores se quejan de que las obras no se han iniciado. En cuanto a la quincena de puestos que se construyeron hace un par de años, que nunca han sido utilizado, los vendedores quieren que el Ayuntamiento les ponga cerramiento y los adapte a otro tipo de venta, ya que se hicieron para usarlos como pescaderías, pese a que los tenderos advirtieron de que no había demanda para ello. LA OPINIÓN trasladó estas quejas ayer al Gobierno local, pero esté no hizo ninguna declaración. Si bien, emplazó a dar una respuesta en el día de hoy.