Llega marcado en el almanaque como un sábado festivo. Acerco la mirada y me doy cuenta de que es el sábado, nueve de junio? no recuerdo bien por qué ese día es festivo e intento buscar mentalmente las posibles causas de celebración, sin ser capaz de encontrar nada en un primer intento. Mi cabeza empieza a jugarme malas pasadas; ¿noto cómo la edad hace mella y a veces sólo llegan recuerdos, mezclados con sensación de vivencia y algún que otro componente imaginativo, sin que se llegue a constituir un acto definitivo y fijo que le dé sentido a un festivo suelto en el mes de junio? Busco recursos alternativos y, esta vez sin fiarme de mis recuerdos, recurro a las ya casi desechadas agendas de papel para intentar ubicar el maldito festivo; ya empieza a fastidiarme que no sea capaz de recordar qué ocurre el 9 de junio, lo que puede ser signo de un deterioro en mi capacidad cognitiva, cosa que empezaría a preocuparme. La agenda en blanco para ese día; ni tan siquiera he anotado que fuera festivo; salta la alarma. Pienso si he tenido otros olvidos recientes, si van siendo cada vez más frecuentes, si necesito cada vez más a menudo ir anotando en listas las tareas habituales,? pero no, nada de eso ha ocurrido; o al menos no lo recuerdo recientemente? no lo recuerdo.

La inquietud se apodera ya sin ninguna duda de mí y rápidamente pasa a ser franco nerviosismo. ¿No recuerdo mis últimas acciones? ¿Realmente no recuerdo lo que he hecho los últimos días? Casi corro a la habitación de estudio para, al mismo tiempo que tomo asiento, encender el ordenador en un peligroso gesto que hace desplazar la silla de ruedas golpeándome la rodilla? segundos de espera interminables, aderezados por un intenso dolor en la rótula izquierda; ¡mierda!... Voy a perder la cabeza y la posibilidad de andar al mismo tiempo; minutos que no acaban de pasar? la luz del ordenador deja de parpadear y por fin tengo acceso al maravilloso mundo de la red que me sacará de dudas. Escribo tembloroso en el buscador 'festividad 9 de junio' mientras mi rodilla late quejándose y mi mente se turba con la idea en personas que no recuerdan a menudo su nombre. Enseguida aparecen diversos resultados que tranquilizan mi espíritu, calman mi inquietud e incluso parecen también aliviar el dolor de rodilla.

Tras un rápido vistazo a los resultados, 'Wikipedia' me revela que el 9 de junio es el 'Día de la Región de Murcia'. Es lógico que no recordara nada, que ni tan siquiera lo hubiera apuntado en una agenda; no hay nada que celebrar, ni región ni fiesta. Ni restitución de la Provincia de Cartagena, ni estudio y restauración de la Catedral de Cartagena, ni protección de los molinos de viento en la Comarca Natural del Campo de Cartagena, ni recuperación medioambiental en El Hondón, Portmán o Mar Menor, ni infraestructuras actualizadas, ni cohesión con otros municipios, ni? No, realmente no estoy perdiendo la memoria, todo lo contrario, sigo teniéndola viva y herida por todo aquello que podría ser y que niega una administración que necia e imperativamente me llama 'murciano'.

Afortunadamente, el refranero sugiere una buena idea: el 9 de junio es también 'cuarenta de mayo'. Así que, ya sin el 'sayo', me dispondré a darme un chapuzón en las maravillosas playas de Águilas, Mazarrón o Cartagena; qué más da? son playas de mi región. Veo en la red otra festividad ese día: el 9 de junio es también el Día de La Rioja. Todavía guardo algún buen vino del Altiplano de mi región. El sábado abriré el mejor que tenga y brindaré, por Cartagena y la Rioja, con un buen vino de Yecla o Jumilla; qué más da, son vinos de mi región; qué más da, vinos o playas de mi región, que no es la 'de Murcia'.