Ni mantener una tradición centenaria de sacar las procesiones ni gastarse el dinero en embellecerlas con novedades ni la celebración de grandes actos culturales, «la tarea principal de las cofradías es practicar la caridad y atender a tantas personas que claman por nuestra ayuda». Así de contundente fue ayer el capellán marrajo durante la celebración del Miserere, el principal acto de la Cuaresma, que llenó un año más la iglesia de Santo Domingo.

El reverendo Fernando Gutiérrez Reche comentó que «hay tantas personas muertas en vida en la sociedad» porque se han alejado de la fe y porque permiten que la economía y las prisas gobiernen sus vidas, sin sacar tiempo para la familia y los amigos.

El capellán de los morados instó a los presentes a que lleven a cabo un cambio en sus vidas para que imiten al Nazareno y sean como el buen samaritano y para no permitir que el enfriamiento de la fe que también ha llegado a las cofradías siga alejando a tantos hermanos, que no asisten a los sacramentos ni a los encuentros comunitarios que se organizan para fomentar la hermandad y recuperar la fe tan necesaria en la sociedad actual.