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Tenacidad de acero

Batalla por el Castillo de la Atalaya

Un vecino de Cartagena dispuesto a que se limpie y se mantenga en buenas condiciones la fortaleza lleva su pelea hasta el ministerio de Cultura

Hay un conflicto abierto en Cartagena aunque muchos ciudadanos no reparen en él. Un conflicto que puede ir a más. Juan Vidal, un jubilado de 72 años vecino del barrio de La Concepción, se ha propuesto que de una vez por todas se limpie y se deje en buenas condiciones el famoso Castillo de la Atalaya, una de las fortalezas que rodean la ciudad portuaria.

Según cuenta Juan Vidal, se le hizo una limpieza de cara al castillo cuando tuvo lugar la Ruta de las Fortalezas, pero ahora, el lugar sigue sin ningún cuidado, lo que hace que el histórico castillo se deteriore y que incluso resulte peligroso para los visitantes.

El primer paso de Juan fue dirigirse a la consejería de Cultura y al Ayuntamiento. Como respuesta, el anterior director general de Bellas Artes, Francisco Giménez Gracia, visitó junto a él la Atalaya y, al final, le reveló que la causa principal para no arreglar el castillo era la falta de dinero.

Por su parte, el ayuntamiento de Cartagena le dijo que no tenía ninguna responsabilidad respecto a la fortaleza y que ésta era propiedad del ministerio de Cultura. Sin pensárselo dos veces, este insistente vecino redactó una carta que mandó a Madrid, a la dirección del Ministerio. En ella describía las pésimas condiciones en las que se encontraba la fortaleza y pedía al órgano de gobierno que limpiara y reparara el castillo por pura seguridad ciudadana.

El Ministerio respondió a Juan diciéndole que no llevarían a cabo ninguna reparación ni limpieza en la fortaleza si no era seguro que se fuera a desarrollar un proyecto posterior, es decir, si nadie se comprometía a mantener el castillo en buenas condiciones después de las obras.

Sin amedrentarse ni un pelo, Juan Vidal continuó bombardeando al Ministerio con cartas sobre el asunto hasta que obtuvo una nueva respuesta. Esta vez, según cuenta el vecino, el organismo se comprometía únicamente a limpiar el Castillo de la Atalaya, para que no fuera un lugar peligroso para los visitantes. «Vamos a iniciar aquellas obras que se refieran a la seguridad de las personas que accedan al castillo», rezaba el texto.

Cuatro meses después de la respuesta del Ministerio, Juan Vidal asegura que no ha cambiado nada en la fortaleza ni que nadie se ha vuelto a poner en contacto con él, por lo que el vecino entiende que, hasta el momento, el Ministerio no está cumpliendo con su compromiso mientras el Castillo de la Atalaya continua deteriorándose. Incluso, según asegura, hay personas viviendo de forma ilegal entre los muros de la fortaleza.

Ante la falta de implicación por parte de los órganos de gobierno, Juan Vidal no piensa detenerse. «Voy a ir donde haga falta y hablaré con quien haga falta, iré a todos los periódicos, televisiones y radios que sea necesario. Incluso he pensado repartir octavillas a la gente que vea subiendo hacía el castillo, para informar a todo el mundo de que los políticos mantienen abandonado el patrimonio cultural de nuestra ciudad, algo que podríamos disfrutar todos los cartageneros», critica Juan Vidal, quien además asegura que si tuviera los medios económicos necesarios compraría sin pensarlo el castillo para hacerse cargo de toda su gestión.

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