¿Qué es la cirugía bariátrica?

Es el único método aceptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por las sociedades endocrinológicas europeas y americanas para la perdida de peso en pacientes con obesidad mórbida, cuyo Índice de Masa Corporal (IMC) -parámetro que implica la talla y el peso- pasa de 35 y pone en peligro su vida. Operamos a personas con un IMC superior a 40 si están sanos y con un IMC superior a 35, cuando tienen enfermedades asociadas a la obesidad mórbida, como diabetes, hipertensión o síndrome de apnea obstructiva del sueño, entre otras. Se trata de conseguir la restricción en la entrada de alimentos, que en el caso de la reducción de estómago, suele estar asociada a una mala absorción por lo que mediante un baipass gástrico logramos que el camino de subida de la comida al estómago sea más largo para intentar que la pérdida de peso se mantenga en el tiempo.

¿El enfermo entonces come menos?

Sí, pero lo más importante es que el paciente cambie el chip porque si no a los cinco años estará gordo de nuevo. Debe cambiar sus hábitos de vida: comer en platos pequeños, no repetir y hacer ejercicio.

¿Esta cirugía es sólo para obesos mórbidos?

Actualmente está en fase de experimentación para curar la diabetes en pacientes delgados con diabetes del tipo 2, es decir, no insulino dependientes, pero está aún desarrollándose.

¿Cualquier obeso puede hacerse esta operación?

No. En el Rosell existe un comité de cirujanos y endocrinos que se reúne los lunes, discute los casos y decide qué pacientes hay que operar. Es una intervención muy seria y no se aplica a cualquiera ni en la sanidad pública ni en la privada.

¿Cuáles son los riesgos?

La mortalidad está entre el 0,5 y el 2%. De cada 100 pacientes, dos no la superan. Estos enfermos son muy delicados porque tienen mil patologías, además de que la operación conlleva muchas costuras entre las tripas y hay que vigilar que no se produzca ninguna fuga en la sutura.

¿Existe un límite de edad?

Se hace en personas, de entre 18 y 65 años, ya que por encima de esa edad no es aconsejable. Ésta es una cirugía electiva la elige el paciente, no es como un cáncer que se opera aunque el enfermo tenga 80 años. Muchos obesos cuando conocen los riesgos deciden apuntarse a un gimnasio, aunque el 99% fracasan.

¿Cual es el peso récord que han operado?

En el Rosell fue un caso de un paciente de 216 kilos, pero en la Arrixaca está en un enfermo de 300 kilos.

¿El postoperatorio es muy doloroso?

No. Se hace mediante laparoscopia y es una cirugía mínimamente invasiva, si todo va bien a los tres días el enfermo está encasa con una dieta y con revisión a la semana y a los 15 días. Están muy controlados los dos primeros años y, generalmente, de por vida.

¿Valoran la situación psicológica del paciente?

Esta es una unidad multidisciplinar que implica a entre 20 y 30 especialistas: endocrinos, cirujanos, anestesistas, neumólogos, nutricionistas, psicólogos y psiquiatras. Antes de plantear la cirugía y teniendo claro que ha fracasado con un montón de dietas, se le hace una valoración psiquiátrica y psicológica para determinar que no es alcohólico ni drogadicto ni sufre psicosis obsesivo compulsiva, entre otras enfermedades.

¿Desde cuando se está haciendo en el Rosell?

Desde mayo de 2007. Entonces operábamos entre 35 y 40 pacientes al año, ahora esa cifra se ha duplicado hasta 80, dos a la semana.

¿Puede que esta intervención esté de moda?

Sí, porque ahora se conoce más. Además, Murcia es de las comunidades con más obesos de España, sobre todo, entre los niños. Cuanto más se operen más se reduce el gasto sanitario. Un obeso mórbido es un gran consumidor de la sanidad porque frecuenta consultas, urgencias (...). Los obesos con apnea del sueño colapsan el 60% de las consultas. La obesidad mórbida es la epidemia del siglo XXI, según la OMS. Se ve muchísima obesidad infantil en el campo de Cartagena. En un 80% los niños gordos acaban siendo obesos.

¿Hay gente dispuesta a todo?

Los enfermos llegan desesperados con problemas físicos y psicológicos: chicas con infertilidad y varones con impotencia. Meterse en quirófano y cambiarse las tripas de sitio, no es por ir a la playa y que no te guste tu cuerpo. El 60% de los pacientes son mujeres.