Pocas cosas sientan tan bien como doblar tres servilletas dos veces, a ojo siempre, para calzar una mesa coja. Te agachas, levantas con fuerza y tiento la mesica, ya sea alta o baja, cuadrada o circular, tenga cuatro patas o dos o una, y metes el trozo de servilletas, usualmente servilletas, de forma que cuadre con el suelo. Al sentarte y tratar de mover la mesa aquello parece el mismísimo Golden Gate recién inaugurado, seguro, encajado, perfecto, todo listo para el aperitivo, la estrellica y lo que venga. Hay dos tipos de personas en el mundo, los que calzamos mesas, ya sea porque siempre, esto es, en un noventa por ciento largo de las veces, nos sentamos en la mesa coja de la terraza o de la sala, y nos toca, antes de meter al camarero en el ajo, solucionar el problema. Es que es valor, esto. Claro que sí. Además, habitualmente, parece como Ley, si calza la mesa alguien que no va a estar sentado le falta información, le falta entrega, le falta identificación con la situación y lo normal es que cuando la calce aún falte un pequeño toque, siga bailando. Pero no es por nada, es porque son de esas cosas en la vida que debe hacer uno mismo.

Con migas de pan, con chicles, con tarjetas de visita, con décimos de lotería viejos, con un cleenex, con post it, con una cáscara de nuez, o de limón€ Se han calzado mesas con cientos de cosas. El ingenio para calzar mesas no tiene límites. Y todo funciona, termina funcionando, muy raras veces se descalza a medio comer o es causa de caídas de copas y manchas, no. Calzar la mesa es un gesto, un alarde propio. Así que no creo que el invento chino para calzar mesas realmente sirva para calzar todas las mesas. Podrá calzar algunas mesas y me parece un inventazo, pero no me engañan los chinos, habrá mesas que no podrá calzar porque no es una cuestión matemática. No. Y no puede haber nada que sustituya a las tres servilletas dobladas o al trozo de pan o a la pelota chafada de papel de aluminio€ que he visto yo en bares muy de suelos irregulares tener calzadores que los lunes funcionaban y los martes no, en la misma mesa, ojo.

Así que bueno, que los chinos pueden intentarlo con todo, que hay pelapatatas que se pueden usar para pelar zanahorias, vale, pero que han descubierto un sistema infalible para calzar mesas no es posible. Porque las mesas de los bares se calzan improvisando, o no se calzan. Como tantas cosas en la vida que ni los chinos han podido copiar.

Pues eso. Vale.