espués de la primera oleada de gripe que hemos tenido, nos encontramos en mitad de un invierno seco en nuestra Región. Es probable que llegue una segunda epidemia o una primavera con problemas respiratorios acentuados debido a la escasez de lluvia y contaminación en la atmósfera. Las camas escasearán de nuevo y los enfermos volverán a los pasillos. Ellos, los enfermos.

Las autoridades sanitarias afirman que debemos prepararnos para estas contigencias puntuales que se repiten cada año, a nuestro juicio, por falta de previsión mínima. Supongo que todo esto les preocupa y, por ello, asumen nuevas inversiones económicas para dotar de más recursos al sistema de salud. Éstas se realizan con fondos públicos de los impuestos que pagamos los ciudadanos y, en teoría, sirven para mejorar los servicios sanitarios para dar unas mejores prestaciones. Aunque, la práctica nos demuestre que no es así.

Uno de los ejemplos de desviación inmoral de esos fondos públicos se está produciendo en las obras de ampliación del Hospital Morales Meseguer que, por cierto, deben de costar una millonada.

Entre los objetivos de la ampliación en esta infraestructura pública sanitaria está la de destinar 2.000 metros cuadrados para hacer dormitorios individuales, con ducha, para los médicos de guardia.

A cualquier trabajador del hospital esto le parece un desmán innecesario. Están habilitando como un hotel de lujo unas habitaciones para los médicos, en exclusiva, con guardias bien pagadas donde deben estar para atender a los pacientes.

Desde SATSE lo calificamos como una falta de ética en la gestión. Por el contrario, no se atienden las necesidades urgentes de los usuarios de la sanidad. Lo urgente no es poner habitaciones de hotel a los facultativos de guardia, sino afrontar las ampliaciones perentorias para los enfermos y aumentar las camas disponibles para quitar esas listas de espera que son una lacra social, a veces, inhumana.

Esto del alojamiento médico es un lujo innecesario mientras que el resto de los profesionales y trabajadores de guardia están en sus puestos de trabajo. El resto del personal sanitario, a la hora de poder descansar, lo hacen en el staff, en un sillón, como pueden. Estas condiciones sí que deben mejorarse, al menos, por otros sillones que reúnan las condiciones para tal fin.

¿Qué sucede con los dormitorios que tienen en la actualidad los médicos? Cuando se piden explicaciones de este gasto inútil y de la falta de una gestión transparente y responsable, todo el mundo se encoge de hombros como tratando de quitarse el mochuelo de encima. Al final, la culpa va a ser del que pasaba por la esquina o del maestro armero, como se dice coloquialmente.

De estos excesos no se piden responsabilidades, ni se gestiona con transparencia desde los responsables de la Administración, ni desde el ámbito político. Parece que el dinero publico sigue sin doler. Cada uno va a lo suyo y éste será un paso más para cargarnos nuestra Sanidad pública.

Basta ya.