Un año más la Feria Internacional de Turismo de Madrid, FITUR para los amigos, vuelve a ser durante estos días un inmenso escaparate donde unos y otros competirán por mover turistas hacia su territorio, una dura pero imprescindible tarea para quien quiera ser algo en este complejo pero atractivo mundo del turismo.

FITUR vuelve este año a apabullar con la potencia de las propuestas de un sector en pleno crecimiento. La feria enseña tanto los productos más consolidados como una infinidad de otras propuestas, a cual más creativa, procedentes de todos los destinos y territorios turísticos. Más de 10.000 empresas y entidades y 165 países se están dando cita este año en una feria a la que está claro que hay que ir al menos una vez en la vida para conocer las propuestas de unos y de otros, para entender de qué va esto del mercado turístico y sobre todo para maravillarse de las inmensas oportunidades que tiene de viaje este nuestro ancho, hermoso aunque conflictivo mundo.

El espacio FITUR es colorista y divertido, un tanto falsario pero imprescindible para tomar el pulso a un sector que en 2017 ha roto todos los récords en España, con cerca de 86 millones de turistas y suponiendo en torno al 12% del producto interior bruto español y casi un 13% del empleo. Desde luego es esperanzador que mientras siguen sonando las campañas de la crisis haya un sector que no sólo no retrocede sino que se amplía. Aunque en algunos aspectos de la calidad del empleo el turismo es, por decirlo en alguna forma, manifiestamente mejorable, resulta evidente que este sector es en toda España una inmejorable oportunidad de hacer economía mientras que a la vez se comparte lo que uno tiene con quienes tienen a bien visitarle.

Y también lo es en nuestra región, de forma algo más modesta aunque en claro desarrollo. La Región de Murcia, su territorio, sus municipios y sus habitantes, tienen también mucho que enseñar. Aunque aún un poco a contramano de los mercados tradicionales y con durísimos competidores a nuestro sur, Andalucía, y a nuestro norte, la Comunidad valenciana, cada pueblo, cada comarca murciana, esconde calidad turística y belleza dignas de ser promocionadas.

Nuestros paisajes, nuestro clima y nuestra posición mediterránea aún no del todo colmatada ofrecen unas ventajas evidentes que debemos saber aprovechar, partiendo de la base de que para nuestra región la sostenibilidad en la acción turística es una premisa fundamental si no queremos precisamente matar la gallina de los huevos de oro que implica nuestros paisajes, nuestra costa aún disfrutable en numerosos lugares y nuestras bellezas tan ocultas como accesibles.

También lo es apostar por la profesionalización, por la diversificación de las políticas de turismo, por los productos creativos e inteligentes, por la formación de calidad, como la que imparte la Facultad de Turismo de nuestra universidad, y por la excelencia a ultranza en destino, resolviendo para ello, y en primer término, el grave problema del Mar Menor.