Anadie se le puede olvidar que el agua es imprescindible en nuestro ciclo de vida. Pero me temo que con la que está cayendo en la actividad política, y me refiero al asunto de Cataluña, el problema del agua y una solución a corto plazo es una quimera.

En la Región de Murcia los recursos hídricos son vitales para el desarrollo y crecimiento productivo de la mayoría de los sectores ya sean agrarios o tecnológicos. Sin ellos, no tenemos futuro. El mundo de la agricultura es un motor fundamental de nuestra economía y el agua es la sangre de la supervivencia. Genera más empleo que ningún otro sector. Supera los 67.000 empleos directos, es decir, el 13,3% de la población activa según el Centro Regional de Estadística (CREM 2016).

La Comunidad murciana se acerca a las 293.131Ha. (CREM) cultivadas de frutas, verduras y hortalizas.

Recientemente seguimos las manifestaciones, muy legitimas y necesarias, de los agricultores exigiendo una solución para la escasez en el regadío ante la prolongación de la sequía.

Las soluciones deben de venir de la política, sea desde la desalación, interconexión de cuencas excedentarias, desde el subsuelo o desde un mix razonable y eficiente de todos estos recursos. Los agricultores, por su parte, ya adaptan y planifican sus cultivos para conseguir la sostenibilidad a través de la aplicación inteligente del I+D+i en cada explotación para generar el mayor valor añadido.

La cifras óptimas de la exportación de la Región de Murcia se consiguen a través de la gran competitividad y venta en los mercados europeos que son los más exigentes del mundo. Y, al final, tras la conquista de los mercados más duros, los trabajadores del campo siempre se encuentran con un muro: la sequía agravada por la falta de planificación de una política de Estado real.

Es obligatorio dar a nuestros productores y empresarios más apoyo de verdad, a su gran excelencia productiva y eficacia en conquistar mercados internacionales que nos devuelvan en riqueza para el PIB regional los recursos destinados a la agricultura.

En España es sabido que existe un problema grave en relación a la planificación y gestión hidrográfica. La percepción de la sociedad de que este bien líquido es escaso y necesario para el desarrollo económico, hace de su reparto una cuestión sensible en las diferentes autonomías que 'luchan' para posicionarse ante tal déficit.

La rivalidad de poder territorial atenaza el futuro del trasvase Tajo-Segura ya que, como es bien sabido, los embalses de nuestra Confederación Hidrográfica están a tan solo un 14% de media de su capacidad y con paupérrimos 156 hm3 almacenados. En el 100% de su capacidad, para que se entienda el dato, estaríamos hablando de 1140 hm3.

Gestionar desde la sequía, como es el caso, estos recursos claramente insuficientes nos lleva a soluciones de salida ineficientes con el consiguiente malestar de los agricultores de la Región (según CHS).

Es, sin duda, el modelo territorial descentralizado el que hace que en España estemos convencidos de que unos u otros somos los propietarios del 'agua'. Esto nos lleva al declive. Así es como nos enfrentamos a los resultados de las negociaciones de unos y otros, de sus intereses económicos, de cuencas deficitarias frente a otras excedentarias, de las particulares estrategias regionales que conllevan el absoluto fracaso de acuerdos.

Señores gobernantes ¡basta ya! El agua es innegociable. Es un derecho ciudadano. La política hidrológica en España debería ser una y para todos. Las rivalidades políticas regionales entre Estado y las respectivas Comunidades deben desaparecer de una vez.

Hay que añadir que nuestros agricultores, dada la situación de precariedad para el riego, vienen realizando grandes esfuerzos.

Costean inversiones con fondos propios para dotarse con instalaciones hidráulicas eficientes, nuevas tecnologías como el riego localizado o la presión, etc. Y hoy ya están al límite. Es momento de una solución real y eficiente a largo plazo. ¿Serán nuestros gobernantes capaces de darnos tal solución sostenible, viable y realista?

Si en el pasado, con relativo sosiego en las relaciones institucionales entre Comunidades autónomas y el Gobierno central, con mayorías absolutas en las Administraciones del mismo color no se ha atendido de forma adecuada este asunto, hoy... ¡pasopalabra!