Hace ya tres meses al menos, sugerí en estas páginas que se considerase la posibilidad de reinyectar las aguas salobres de rechazo en el acuífero profundo, existente a más de 1.000 metros de profundidad, en el Campo de Cartagena.

Como nadie ha expresado algo siquiera sobre esta posibilidad, y nadie se ha pronunciado sobre la misma, he llegado a la conclusión de que probablemente o me lee poca gente afectada sobre el problema de la eliminación de las aguas salobres, de rechazo, de las desalobradoras de agua del acuífero superior del Campo de Cartagena, o es también posible que yo no lo dijera suficientemente alto, para que se me entienda.

Lo primero de todo es comprender que existe un problema, que es la eliminación de las aguas salobres de rechazo. Este problema es medioambiental, social y económico. Es medioambiental porque desde hace años las aguas con sales enriquecidas con los sobrantes de los abonos, nitratos y fosfatos, así como de los herbicidas, pesticidas y plaguicidas, no tomados por las plantas, por utilizarse en exceso por los agricultores, están llegando a alimentar al Mar Menor, lo que está produciendo problemas de alteración química de sus aguas y una fuerte eutrofización, que resta oxígeno a las capas inferiores del agua de la laguna, por el excesivo crecimiento de las microalgas en superficie apoyadas en la fuerte presencia del sol en la zona. En definitiva, un desastre.

Por otra parte, es un problema social porque afecta a las personas que viven en el entorno del Mar Menor; afecta al desarrollo de un turismo sostenible y provoca el desánimo en la población, que no ve cómo sus gobernantes toman el toro por los cuernos. Y es un problema económico, porque hay una importante riqueza, proporcionada por una agricultura moderna y rentable, que es necesaria para todos los murcianos.

Por todo esto, y dado que el Comité Científico del Mar Menor, parece cada vez más un Parlamento político con representación de cada línea de pensamiento, y por tanto lento e ineficaz, aunque probablemente llegue a un final acertado, aunque tarde para la solución del problema, es por lo que esta vez, con más insistencia sugiero la posibilidad de que las aguas sobrantes sean reinyectadas directamente en el acuífero inferior del Campo de Cartagena, mediante la realización de sondeos profundos que lleguen directamente a conectar la inyección de las aguas salobres con las zonas permeables del acuífero.

Para tranquilidad de todos, la calidad de las aguas del acuífero inferior es de peor calidad que las aguas a inyectar. Y ni unas, ni otras, están en el objetivo de explotarlas algún día. Si lo fuese, sería por la mejora de las técnicas de desalación; pero, antes están las del mar, más baratas y asequibles. También, para consuelo de todos, sepan que esta técnica de reinyección es aplicada en multitud de lugares, la más próxima tan cercana como lo está Rojales, en la provincia de Alicante.

El Comité Científico debiera de incluir a algún hidrogeólogo con experiencia en su Parlamento. Con tanta gente, le será difícil explicarse, pero algún día le tocará su turno.

Un próximo día, hablaremos también de la construcción de una barrera hidrogeológica de contención de las aguas subterráneas salobres para evitar su entrada al Mar Menor. Barata y simple. Similar a otras ya construidas por el hombre.