Habrá que llamar a parapsicólogos de reputada fama o a Iker Jiménez, el de Cuarto Milenio, para que arroje luz sobre el galimatías en el que se ha convertido el soterramiento y la llegada del AVE a la ciudad de Murcia. Parece que al final del túnel ya se ve algo de luz, una vez que Adif ha aclarado que en esta la fase en la que están las obras se deprimirán las vías en Santiago El Mayor y de que las obras del soterramiento empezarán el 15 de noviembre. Además, ha informado que se está redactando un complementario para el paso a nivel de Senda de Los Garres y su soterramiento, algo que también lograron los vecinos con sus protestas, ya que en un primer momento el ministerio de Fomento había previsto hacer un puente, que se quedaba pegado a las casas, para que pasaran los trenes.

Ese puente, que sería destruido cuando se hiciera el soterramiento completo, costaría unos seis millones de euros, que se tirarían a la basura por su provisionalidad. Solo las protestas disuadieron a los políticos y técnicos de Fomento sobre el disparate que estaban planteando. En estos momentos, también Adif ha reculado a medias por las movilizaciones ciudadanas que parece que se van a convertir en crónicas por todas las incógnitas que aún hoy hay encima de la mesa.

Y es en ese contexto en el que habrá que echar mano de parapsicólogos. Estos expertos en fenómenos no explicables con los conocimientos científicos tendrán que explicar cómo encajan las actuaciones previstas tanto del ´seudosoterramiento´ como de la llegada del AVE en superficie a la capital con el Plan Especial del Carmen, un desarrollo urbanístico crucial para que la zona sur vuelva a tener la dignidad que el tren y las nefastas políticas llevadas a cabo le han robado durante décadas.

El Plan Especial del Carmen tardó años en gestarse y ser aprobado por el ayuntamiento de Murcia en base al convenio firmado en el 2006 por las tres Administraciones (central, autonómica y local). Se aprobó definitivamente hace casi un lustro y establecía una serie de actuaciones prácticamente idílicas, en las que el pasillo ferroviario que se crearía tras la desaparición de las vías se iba a convertir en el paraíso bíblico. Modernas viviendas, miles de metros de jardines, instalaciones comerciales, un hotel, una estación de ferrocarril futurista con espacio también para autobuses, taxi, etc. Hasta el tranvía iba a llegar a esa zona de la ciudad, que sería la más codiciada y cotizada de la capital.

El Plan General de Ordenación Urbana, que es el catecismo del urbanismo que marca qué cosas se pueden hacer en Murcia, incluyó este Plan Especial del Carmen, cuyas previsiones nada tienen que ver con lo que ahora plantean el ministerio de Fomento y Adif. Así, en el culebrón en el que se ha convertido el soterramiento y la llegada del AVE se añaden nuevos interrogantes. ¿Alguna vez se cumplirá el Plan Especial y veremos totalmente regenerada esa gran herida de la ciudad? ¿Hay que modificar ese Plan para adaptarlo a lo que se va a hacer? En caso contrario, ¿no se estaría vulnerando el Plan General y las actuaciones a llevar a cabo serían alegales? De momento, son preguntas sin respuesta, que nos llevan a otra incógnita mayor. El Plan Especial del Carmen, ¿es realidad o ficción?

Por nadie pase.