Con la celebración del Día de la Región se destapa el tarro. Muchos son los que han aprovechado para ir a ventilar la casa e invitar a salir de ella a las cucarachas. Si que nadie se escandalice. ¡Siempre hay! Abres la puerta y ahí está ella saludándote con sus antenicas como diciéndote: «¡Ya era hora!». Con su funeral empieza la cuenta atrás hasta que terminas de limpiar todo el resort, ese que pagas durante tus inviernos, y lo dejas listo, sin disfrutarlo porque no te ha dado tiempo, para ya volver cuando a los críos les den vacaciones. Ese será otro tarro que habrá que abrir. Como todos los años, en la fiesta de fin de curso, nos marcharemos con los nenes de la mano y pensando: ¡Qué suerte tienen los maestros! Las barras de los bares son testigos de cómo las madres, también los padres, lloran desde hace días ya, cuando vuelven de dejar a sus pimpollos en el cole, y piensan tomando un café: ¡Llegan las vacaciones! Donde yo tomo mi café matinal están a punto de modificar el negocio y abrir una de esas escuelas tan de moda que llaman de verano. ¡Me apunto de monitora! ¡Suerte con las cucarachas!