Las atroces actuaciones terroristas en Europa del Daesh, el autodenominado Estado Islámico, están consiguiendo que sintamos muy de cerca el terror y ponen cada día en el mapa más nuestro el conflicto que se vive en Siria, Irak o Afganistán. La estrategia de atentar en el corazón de Londres, París o Berlín es tan dañina para Occidente como efectiva ´publicitariamente´ para el grupo terrorista. Pero el Daesh continúa extendiendo su conflicto y no debemos olvidar que está eligiendo países estratégicos para atentar, algunos que nos pillan más lejos, peo que sufren matanzas continuas. Es el caso de Filipinas, donde la población está atrapada entre dos sangrientas guerras: la del Ejército contra el narcotráfico y contra los terroristas del Estado Islámico, llamados allí Maute. La sangrienta ola de enfrentamientos comenzó hace una semana, cuando un grupo de terroristas yihadistas irrumpió en la ciudad de Marawi agitando banderas del Estado Islámico. Los terroristas entraron en la ciudad después de que el ejército lanzara una ofensiva para capturar a Isnilon Hapilon, líder del grupo radical Abu Sayyaf y con quien se habrían aliado los miembros de Maute. El presidente norteamericano, Donald Trump, ha respondido rápido y ayer entregó a las Fuerzas Armadas de Filipinas un lote de armamento especial para combatir a los yihadistas. No sé que me das más miedo, si que el Daesh continúe con su macabra ofensiva o que Trump regale armas a diestro y siniestro y contraataque con bombardeos masivos dando lugar a la Tercera Guerra Mundial.