Interrogante es aquello que pregunta o inquiere, por eso el título de este artículo también podría ser 'Interrogantes mayores' para subrayar a la luz de la verdad el porqué de ciertos modos de actuar con nuestros mayores. La redundancia de la palabra mayor en plural tan solo es una llamada a singularizar, destacar o particularizar nuestra respuesta personal, sopesando las coordenadas principales de las relaciones familiares y sociales. La cuestión de ser o no ser queda engarzada o desestructurada en relación a los demás. Yo, para mí, conmigo y pare usted de contar al tiempo que llegan a nuestro conocimiento historias de inenarrable ingratitud. Sin ir más lejos, la carta de una señora mayor que este verano se hizo viral en las redes. «Esta carta representa el balance de mi vida. Tengo 82 años, 4 hijos, 11nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas?». Estoy de acuerdo en por qué fue premiada? «Por susurrarnos al oído, directa y como si nada, esta historia corriente que atruena en la conciencia y en el corazón». Es fácil buscar culpables y hasta encontrarlos dando por zanjada la cuestión pero los interrogantes son mayores a medida que reconocemos la autenticidad y el valor de las relaciones humanas. Como siempre, hace más el que quiere. Conjugar todos los tiempos del verbo querer nos conduce también a las situaciones que podemos encontrar queriendo y siendo queridos. Cuando no existe la necesidad de preguntar algo es porque se sabe. Otra cosa es la alegría de comprobarlo una y otra vez. El popular «¿Quién me quiere más?»... y los innumerables niños que han corrido hacia los brazos de sus padres.

La vida, con su cara y cruz, está llena de vacíos y casi vacía de plenitudes. Esta es la paradoja. Siempre querremos más. Estamos de paso, en el camino andamos? en familia, con vecinos, amigos?y nadie debería sentirse solo a pesar de las vicisitudes de la existencia. Saberse querido es como un motor de propulsión para la alegría, sin olvidar que las grandes y pequeñas renuncias también forman parte de ella. Los mayores, con interrogantes o no, han dado respuesta a muchas cuestiones de la vida y siguen estando en ella, con torpezas o carencias pero deletreando, primorosamente, el cariño. Es una labor de artesanía que lleva su tiempo. Ese tiempo que pasará, y nos gustará recordar su melodía junto a quiénes más queremos, como en aquella gran película, Casablanca: Tócala otra vez, Sam...