Vistos „y escandalizado de ellos„ los tuits miserables con los que algunos han recibido la trágica muerte del torero Víctor Barrio, me pregunto, además del odio hacia lo taurino, qué ideología en común pueden tener los autores de los mismos. Enemistad sin límites y carencia de sentimientos. Detrás de la mortal cornada a ese joven de 29 años solo veo posible compasión, derramamiento de lágrimas, llanto inconsolable y piedad y consuelo para sus deudos. Lo más canalla que pudiera darse ante esta tan tamaña desgracia se encuentra en estos desalmados, de quienes, a todas las personas de buena fe, seamos librados. Si hubiera sido posible una cárcel en un infierno del más puro y sanguinario castigo, ellos, estos miserables, debieran permanecer, por siempre, allí cautivos. Tan horrorizado de sus miserias me encuentro.