Guardo en casa una caja de Vasquitos y Nesquitas de Confituras Goya, de Vitoria, que es una de esas cosas que iría corriendo a salvar si hubiera un incendio. Es una caja metálica, de otro siglo, en la que guardo cosicas diversas, entradas de fútbol, fotos, llaveros y algún jugador de subbuteo. Es, entre otras muchas cosas, un tesoro futbolero único, porque para mí representa el cariño que siempre tendré al Glorioso Alavés, un equipo del que mis hijos son seguidores, y al que todos en casa seguimos siempre. Es curioso, porque Vitoria y Murcia podrían ser antípodas si España fuera un planeta, por muchas cosas. Pero para mí, y para mucha más gente de la que parece, no es así. Allí, vive mi amigo Javi Ibiricu, gasteiztarra, alavesista con sangre murciana. Aquí vive Javier Orive, murciano de sobra y murcianista, con sangre vitoriana, y quien un día hace años me trajo la cajita de bombones.

Orive ahora lucha por mantenerse vivo, en uno de esos recovecos que la vida pone en medio del camino a veces y que nos hace a todos recordarnos qué cosas son las más importantes a la vez que se nos retuerce el alma. Orive es eterno, eso ya lo sabíamos, pero nos hemos dado cuenta tarde, como pasa siempre. Su lucha estos años ha sido constante por mantener su estilo de hacer radio y periodismo como él quería, como a él le ha gustado siempre. No muchos pueden decir que han estado en antena tantos años, a su antojo, y eso no ha sido fácil. No ha habido estos años una voz más representativa de la radio en grana. Orive es un ejemplo en algo que no abunda, tenacidad y estilo propio. Los años le han dado un periodismo comprometido, en el que cada día veíamos más al Orive que todos los domingos se sienta en el Estadio para animar a su Real Murcia, al Orive que siempre ha defendido a su Glorioso Alavés.

Maestro de periodistas, amigo de sus amigos. Un tipo que manda mensajes a todos, que se acuerda de las fechas y tiene en cuenta los momentos de los demás, alguien a quien en sólo una semana miles han echado en falta como algo que es cotidiano. Hoy #NiDiosseraja y siempre #FuerzaOrive porque su ejemplo ya es un tesoro que hemos heredado quienes le conocemos, pase lo que pase, Orive es un orgullo para la profesión y para sus amigos.

Igual que los cientos que nos dieron apoyo aquel día en Mendizorroza, nos paraban y saludaban y nos invitaban a volver, la esencia de mis amigos alavesistas, allí y aquí, es una grandísima predisposición a estar contigo, hasta el detalle. Somos muchos los que nunca vamos a olvidar, y los que vamos a seguir transitando ese camino de amistad que se traza entre Mendizorroza y la Nueva Condomina, y pasa por un lema precioso y fantástico que utilizan los albiazules: #animopues y que sirve para mantener siempre una actitud positiva, en el campo y en la vida. Pase lo que pase, Orive, #animopues. Vale.