A nivel internacional y geoestratégico, a los países productores de petróleo, Arabia Saudí, Rusia, Irán, Venezuela y demás. A nivel nacional y doméstico, a las empresas energéticas que nos cobran el recibo de la luz.

La independencia energética de cada país y de cada familia será una nueva revolución social y económica para todo el planeta. Y hay muchos intereses de países que no están de acuerdo.

Otra vertiente, es la relativa a las empresas que nos cobran la energía en nuestras casas. En principio, les interesa que cuanto más tarde, mejor, y mientras se están adaptando para ser proveedores también de las nuevas energías renovables, a la vez que han obtenido del Gobierno dos cartas especiales para su beneficio: a)han incrementado fuertemente, el capítulo de la potencia contratada, lo que significa, que pagamos mucho más dinero que antes, por estar conectados a las redes eléctricas, consumamos más o menos energía, o no consumamos; b) aunque tengamos energías renovables en casa, tenemos que pagar también.

La jugada les ha salido redonda. Ahora, a esperar, que estas empresas, a su vez, se adapten al cambio de energías fósiles por energía verdes. Cuando estén preparados, nos venderán los equipos. En definitiva, siempre estarán preparados para estar constituidos como los líderes y ocupadores del sector energético.

Por ello, hay que dejar más libertad, para que haya nuevos actores. Y sobre todo, que sea posible, que el ciudadano consuma su propia energía, con total independencia de los demás.

Esta independencia es la que niegan los países productores al resto de países como España y muchos más. Nuestra dependencia del petróleo de los demás, no es solo económica, pagamos una enorme factura anual, comparable con los ingresos que disponemos por el turismo que viene a España.

Hace un año, una serie de países ya estaban consiguiendo la independencia energética. Otros muchos más países lo estaban intentando, programando proyectos muy importantes para que se hiciese posible. Como es el caso de Ucrania, para independizarse realmente de Rusia.

Todos estos proyectos se los han cargado los países productores, con Arabia Saudí y Rusia a la cabeza. Así se acaba la independencia energética de los países. Seguimos esclavizados. Nuestra dependencia es total.

Lo único bueno, como hemos dicho otras veces, es que el precio del petróleo no subirá más allá de los 70 doláres el barril. Aunque la baja elasticidad que existe, a la hora de implantar las medidas que ahora se han abandonado, pudieran precipitar algunos repuntes mayores, acotados en el tiempo.