Ya están llegando y le traen al Niño bonitos regalos. Campanitas verdes, hojas de limón, canta que ha nacido el Hijo de Dios»? Villancico popular que tarareamos desde la más tierna infancia, a voz en grito o, con el paso de los años, como susurro y evocación de los mejores recuerdos de nuestra vida. Es un volver a vivir junto a quienes queremos, alrededor del Nacimiento, la grandeza y sencillez del Misterio de La Navidad, Dios con nosotros. En el portal de Belén siguen las estrellas, el sol y la luna. La Virgen, San José y El Niño que está en la cuna. No sé los pastores, pero nosotros seguimos yendo y viniendo, dejándonos llevar del espíritu navideño. Las ciudades adornadas brillan de manera especial. Las calles se llenan de gente ilusionada que comparte a raudales parabienes, deseos de felicidad. Parece que el mundo quiere cambiar? Noche de paz, noche de luz? como una gran familia, pendientes unos de otros, celebrando la auténtica Navidad. Ya vienen los reyes, ya están llegando, el alborozo infantil espabila nuestra memoria para volver a ser como niños: sencillos, sinceros, valientes. Capaces de poner en juego nuestra vida, sabiendo querer de verdad. En Navidad, el cielo parece más cerca, las estrellas relucen con todo su esplendor. Los Reyes siguen a la más bella?Y a están aquí? ¡Llegan! Miles, millones de regalos y un sinfín de gritos de ilusión y alegría. Miradas cómplices, gestos de gratitud, besos y abrazos. ¿Quién no ha escrito alguna vez una carta a Melchor, Gaspar y Baltasar? Lo que sus majestades quieran no deja de ser una buena idea porque, con frecuencia, ya no sabemos ni lo que queremos. La Cabalgata real irrumpe en las ciudades llenándolas de magia. Contemplar a los niños se convierte en el mejor regalo. Casi sin querer vamos abriendo los de nuestra infancia, empezando por esa fe inamovible en los Reyes. Pequeños y grandes regalos, entre los que siempre había algo de provecho? unas botas Katiuskas, el impermeable, un pijama? los tiempos han cambiado y son muchos los niños que se pierden en un interminable laberinto de juguetes y demasiados, los que carecen hasta de las cosas más indispensables para poder vivir con dignidad. Las campañas de solidaridad se convierten en un aldabonazo para llamar a la generosidad de pequeños y mayores. Este año recién estrenado me gustaría pedirles tantas cosas a los Reyes Magos de Oriente? Creo que no voy a escribirles una carta, ellos ya saben que, como muchos, quiero lo mejor para todos, así que 'lo que sus Majestades quieran'', pero que todo no sea de provecho: es por la ilusión que no pienso perder nunca, como ustedes ¿Verdad?