Cómo nos gustaría añadir la ese que pluralice el deseo. No para mí ni para usted, no para hasta donde alcanzan nuestras manos, sino para llegar hasta donde nuestros sueños regalados se encaraman para convertir la Nochebuena en buena noche para todos. En buenas noches para cada uno, cargadas de puntos estrellados y normalizados, mágicamente repartidos por mirada, uno para cada par de ojos, para cada deseo, sin competencia ni disputa, con dueño, con nombre, singularizados pero sin que cada uno pueda serlo sin el otro.

Cómo nos gustaría acompañar con eses cada viaje impuesto y elegido para ser único e irrepetible y que no sea sólo ni en compañía de otros. Cómo nos gustaría añadir una ese al resultado electoral y que los resultados sean tan plurales como lo fueron los electores que contrataron para el trabajo a tan dispares empleados ordenando que se entiendan, que entiendan que los queremos preñados de futuro en plural y olvidados en singular para cada uno de ellos. Cómo nos gustaría añadir una ese que convierta lo privado en público, como el aire o la luz no embotellada, como el derroche o la escasez de si no mía de nadie. Cómo nos gustaría quitar la ese a los países y dejar un sólo país y quitársela a refugiados y ser refugiado cada uno de nosotros en nuestro propio refugio construido para huir cuando queramos y volver cuando verdaderamente queremos lo que realmente nos obliga a volver, con la abundancia que siempre preludia el regreso y cocinar para todos los desaguisados de pobreza extrema sin ese, con equis de cualquiera, de no identificado, de primera incógnita sustituible por cualquier valor, mucho o poco, cambiante sin depender de ninguna prima, sin riesgo, sin jugarnos nada.

Cómo nos gustaría quitar eses al niño de la playa, a ese sólo y único varado en frontera irremediable y despejar la igualdad hasta reducirla al cero imposible. Cómo nos gustaría añadir eses y equis al Imagine y confundir su pronunciación hasta entendernos en multi-idioma de pensamiento inútil y que sólamente los silencios de la foto neutralicen la culpa. Cómo nos gustaría que empezara a gustarnos el regalo de un simple par de guantes, o un par de cordones, para desatarnos y no desear y no alcanzar y no añorar ningún gordo de 22 que enriquece un año para arruinar los siguientes. Cómo nos gustaría añadir la ese y dejar de ser pobre para poder ser tan pobres como aquellos que no tienen más que dinero, aunque duela.

Cómo nos gustaría repoblar el alfabeto y sobrepasar a gamma y a delta y a epsilon y no ser nunca más griegos en colas de cajero ni sirio o iraquí o afgano en reclamo de pan duro en Kos o Lesbos con igualdad de estómago y retortijón inútil retransmitido a dos voces hacia este lado de la ola, la que nos encresta hoy por suerte para nosotros. Cómo nos gustaría añadirle eses a la copa y levantar todas las copas con verdadero compromiso por tantos pobres y desolados esparcidos por la tierra o por los mares y requerir para cada uno un pronto alivio a sus males y un rápido regreso a su lugar de origen, si ese fuera su deseo.

Por ellos y para ellos, todo el plural disponible de esta Nochebuena.