Aunque aún hace calor, una señora de edad me compra esta mañana un pañuelo de lana para el cuello. «Antes de que nos demos cuenta, se nos ha metido el frío y, con él, los boquetes». Me cuenta que a lo que ella le tiene verdadero pánico es a los boquetes, a las corrientes de aire y que por ello evita salir a la calle sin cubrir la boca o sentarse en una sala cerca de una puerta abierta. «Yo he vivido muchos años y muchas penurias: una guerra y una posguerra, inundaciones, terremotos€ y a estas alturas de la vida ya no me asustan ni las noticias que dan los telediarios. A lo único que tengo miedo es los boquetes. Un día sales de misa o de la reunión de la Asociación de Viudas, te da una corriente de aire y ya estás lista...».