Ya en los años veinte los cafés tenían la particularidad de ser lugares de encuentro entre artistas y escritores, así como políticos, que buscaban un lugar donde conspirar en torno a un café. Yo eso lo conocí ya en los años sesenta, cuando El Comercial, que ahora puede desaparecer de la intrahistoria de Madrid, si nadie lo remedia. Los años sesenta y los setenta fueron muy de tertulias en las cafeterías. Tal vez los más conocidos eran el Gijón, aún lo es, el Comercial, el Lyon, el Ibiza y el Zahara, antes de ser confitería.

Hoy día no existen algunos de ellos. A mí, el que más me gustaba era el Lyon, donde un tío mío, Pedro Ruiz, tenía dos tertulias. Una, por la mañana, con políticos, sobre todo militantes del PCE (Armando López Salinas, que además era escritor, premio Nadal; Simón Sánchez Montero cuando no estaba en la cárcel, y un jovencísimo Joaquín Estefanía, entonces militante del MCE). La otra tertulia era por la tarde, con escritores y pintores como Barjola, Marcial Suárez, Antonio Espina, Gaya Nuño, José Planes y unos amigos más jóvenes, Gabriel Batán y José Luís González Coronado.

El Gijón ya empezaba a ser lugar de turistas o jóvenes que buscaban ser ´colocados´ en alguna película, porque aquel café lo frecuentaban mucho Damián Rabal, representante de actores y su hermano Paco Rabal, así como Perico Beltrán, el guionista cartagenero. La otra tertulia del Gijón era de escritores como Gerardo Diego o Aleixandre, la que frecuentaba, y frecuenta, el pintor murciano José Lucas. El Comercial tenía entre sus asiduos a Rafael Azcona, Manolo Vicent y el pintor Pepe Jiménez.

Recuerdo haber estado en El Comercial con el embajador de Cuba en España, por entonces Guillermo Ruiz. Y aquello fue un poco después de la ruptura de relaciones diplomáticas de Cuba y Estados Unidos. Por aquel entonces, los que teníamos acceso a la embajada nos llevábamos de allí una revista de las fuerzas armadas que era verdaderamente literaria, cosa curiosa, llamada Verde Olivo. Por ella conocí a León Felipe y la afición del Che Guevara al poeta español. Por cierto, eran fechas aquellas en las que se pudo ver al Che, vestido de militar, por la calle de Alcalá. Y creo que fue Tico Medina quien lo sacó en Pueblo retratado junto a la Cibeles. Cosas que pasan.

Y viene al caso comentar que después de 54 años de aquellas relaciones diplomáticas rotas, gracias al diálogo podremos ver levantar la bandera de USA en la que siempre había sido su embajada en La Habana. Tantos años para nada€ Quedaría ahora cerrar Guantánamo y deshacer el bloqueo de USA a Cuba para que ese deshielo iniciado nos llevara a una paz sincera y duradera entre ambos países. Oh, la paz, el diálogo y los lugares de encuentro entre los que siempre se encontraron las cafeterías. También las que aún quedan abiertas y que tantos sueños, historias, arte e ideas consumadas en la realidad o en el cine habrán visto levantarse entre sus viejas paredes.