De toda clase y condición para un sinfín de posibles usuarios, como aquel que recibía información del dueño de un bazar sobre un reloj que le había llamado la atención. «¡Es sumergible! Aguanta hasta una profundidad de cuarenta metros». El cliente, sonriendo, respondió a bocajarro: «Eso está muy bien, pero el que no aguanta soy yo»... Con la que está cayendo más que ponernos a cubierto vamos a tener que utilizar algún que otro trasto sumergible para estudiar en profundidad el torpedeo de recortes y copagos a toda máquina. Medidas necesarias, sin duda, pero inaguantables para no pocos. Economía y finanzas se han convertido en un pozo sin fondo —¡abisal!—, demasiadas inmersiones que asfixian a los de siempre. ¡Los que no aguantamos somos nosotros! Supongo que tampoco hay sumergible que llegue a la raíz de tanto desaguisado. El invento sería una especie de batiscafo-auditor que no dejase pasar una. Sí, ya sé que hay un antes y un después del obsceno destape de nuestra economía. ¡Cuánta falta de pudor en los responsables de tamaño descalabro! Según la concepción de Aristóteles y Tomás de Aquino, ´la falta de pudor´ se asocia con falta de vergüenza. Decía mi abuela que vergüenza para pecar, pero lo único que sacamos en claro en la situación actual es más de lo mismo: siempre pagan justos por pecadores. Será porque los ´nuevos´ pecados (fumar, engordar, encarecer, comer mal) son tan light que sólo son reprobables cuando arañan a los novedosos —y efímeros— valores (salud, buena pinta, pasarlo bien). No pretendo convertir este artículo en un sumergible de conciencia, tan solo esclarecer la perspectiva para que resplandezca la verdad (aunque no pocas veces hemos comprobado que se demuestra sola). Ser y parecer fundamentan nuestra libertad, o más llanamente, al pan, pan y al vino, vino. Harina de otro costal son IRPF, IBI e IVA. Poco que amasar con una prima de riesgo que se ha convertido en la guinda de un indigesto pastel económico. Esperemos que volver a contar con los dedos no se convierta en algo habitual. Estudio, trabajo y coherencia son una constante a seguir, pero ya no vale que cada cual atienda su juego. El todos a una de Fuenteovejuna es condición sine qua non para que no tengan que venir a rescatarnos.

Sumergibles o no, lo que importa es salir a flote. Copago sanitario, aumento de tasas universitarias son el suma y sigue de una cadena donde cada eslabón es imprescindible.