Vaya fin de semana el pasado. Han transcurrido cinco días y aún estoy dándole vueltas a si el fútbol al final va a ser verdad eso de que es el opio del pueblo. Mueve tanto dinero como veinticuatro euros al minuto que gana algún que otro jugador, que es lo de menos cuando afecta a tantos sentimientos. Uno, que es del Murcia y del Madrid, por este orden, se acostó el sábado y el domingo con un pesar propio de un forofo. Uno, que se creía que pasaba de tales sentimientos, pues no. El único consuelo es que al menos el Cartagena consigue colocarse en segundo lugar de la tabla, y si este partido al final de la Liga le sirve para ascender a Primera División, me alegro de verdad. Por esto, lo del domingo me lo tomé con filosofía, pero lo del sábado aún no lo he digerido.

Al final, tras el segundo gol, decidí pasarme a ver el Entierro de la Sardina por televisión para darme alegría. Pero, por morbo o masoquismo, me enchufé a la radio nocturna, y tras tragarme que el Barcelona es mejor, que lo es, me dormí. Pero como el desvelo estaba en mi subconsciente, volví a escuchar la radio, y descubrí un nuevo concepto que ignoraba, el de 'bromosexual', que los comentaristas lo aplicaban presuntamente a tres jugadores del Madrid. Menos mal que no dijeron que Kaká solo sirve para ser el capellán del equipo, que a lo mejor es verdad. Hasta entonces sólo conocía el concepto de heterosexual, el de homosexual y el de metrosexual. Pero hete aquí que descubro otro nuevo, el de 'bromosexual'. Y divago. Si bromo proviene del griego tiene doble significado: 'sucio' y 'alimento', y no me concuerda con nada.

Ahora bien, si viene del bromo, es decir de un elemento químico de color pardo rojizo oscuro, humeante y altamente volátil, que se encuentra en su mayor parte en el mar, sobre todo en el Mar Muerto, en forma de bromuro, ya me encaja algo más. Era el rancho diario proporcionado a la tropa en los cuarteles, o en los seminarios, según la leyenda. Sin embargo, aún sigue sin convencerme, por lo que acudo en mi mente somnolienta a pensar que, en definitiva, se trata de una broma, y no de una realidad. Y me quedo con lo de broma para el concepto de bromosexual.

Pero no lo es, porque existe de verdad. Se trata de un subgrupo de los homosexuales. Es un varón abiertamente gay, tomado frecuentemente por heterosexual entre la gente de su entorno. Es decir, aquella persona del sexo masculino que tiene rasgos y comportamiento de heterosexual, y que sin embargo es gay. O lo que es igual, que aún no ha salido del armario. Cosa que me parece muy bien, pues hasta ahí podíamos llegar. Uno confiesa su sexualidad cuando quiere y no cuando quieren los demás. Ya lo dijo el Tribunal Supremo cuando condenó a una televisión privada nacional a indemnizar a Isabel Pantoja por atentar a su derecho a la intimidad al afirmar públicamente que era lesbiana o bisexual. Pero absolvió de la petición formulada por atentar contra el honor, porque el ser homosexual o lesbiana no es un concepto en la actualidad deshonroso.

Pero volviendo a nuestro tema, si el varón gay que aparece como heterosexual entre las personas de su entorno se llama 'bromosexual' ¿cómo se llama a la mujer lesbiana en las mismas condiciones?.

Al final conseguí, gracias a este aprendizaje, olvidarme del fiasco futbolístico.