«Ya empezamos con la temporada de enjambres», comentaban ayer en los Bomberos de Murcia. Y es que, al comenzar la primavera, comienza el riesgo de abejas en las ciudades. No es algo nuevo de este año: en 2016, Bomberos, Policía Local, Zoonosis y apicultores profesionales tuvieron que emplearse a fondo para retirar felizmente las colonias de estos insectos que comenzaban a formarse en plena capital murciana. Ellas tratan de formar nuevas colmenas. Pero puede que elijan su ventana para hacerlo.

Así, la calle Nueva de San Antón era escenario ayer por la mañana del despliegue de un dispositivo para retirar sin riesgo una de estas incipientes colmenas. «Que no llegan a ser colmenas, porque no les dejamos», apostillan desde la Policía. En esta ocasión, las abejas se han reunidos en un árbol. El enjambre estaba a unos cuatro o cinco metros de altura. Sobre las ocho de la mañana, alguien lo detectó y avisó a la Policía Local. «Como es un lugar de tránsito, se coloca una cinta policial, ya que las abejas a veces se dispersan», indicó un portavoz del Cuerpo. Este enjambre en cuestión «era bastante grande», detalló.

Grande hasta el punto de que, aunque los apicultores que se desplazaron a la zona se llevaron a la mayoría de los insectos, estaba previsto que expertos regresasen al lugar por la tarde. «Las que se dispersan, vuelven, porque en el árbol hay feromonas de la reina. Se han dispersando centenares, por no decir miles, y las feromonas las vuelves a incitar a reunirse», especificó el portavoz.

En el caso de ayer no fue necesaria la presencia de los Bomberos, al contrario que ocurría el martes. En aquella ocasión, el enjambre estaba en un recoveco de la plaza Jesucristo Resucitado, en el barrio de Santa Eulalia. Estaba muy alto, así que los Bomberos tuvieron que acudir, con el fin de coordinarse con Zoonosis y con los apicultores particulares para que la recogida de las abejas llegase a buen puerto.

A lugar también se desplazaron efectivos de la Policía Local, que procedieron a cortar el tráfico para que los especialistas procediesen a retirar el enjambre. «Hay que hacerlo con precaución, las abejas en una zona urbana son muy peligrosas», dijo el portavoz.

Cuando se dan estos casos, desde los servicios municipales de Zoonosis suelen contactar con apicultores profesionales. Son estos los que dan cobijo a las abejas: de hecho, de las llevan a sus colmenas, para ver si anidan allí.

Y es que vivir en una urbe no es del todo un problema para las abejas. La abundancia de flores ornamentales, la poca competencia y la ausencia de plaguicidas son algunas de las ventajas, desde su punto de vista, de la ciudad en relación al campo.

Si resulta que un día de estos hacen un enjambre en su ventana, calma. No hay que atacarlas, y mucho menos tratar de matarlas. Avisen a los expertos.