Un cerramiento indebido en el entorno del Camino de Santa Catalina, la instalación de una puerta que obstaculizaba un paso de regente y la ocupación del 'quijero' de una acequia.

Estos son los tres conflictos que el Consejo de Hombres Buenos juzgó durante la mañana de ayer en el Salón de Plenos del ayuntamiento de Murcia.

Los tres juicios fueron orales, tal y como marca la tradición, y estuvieron presididos por el vicepresidente de la Junta de Hacendados, Patricio Ballester. Asimismo, en la sesión, que comenzó a las diez de la mañana, asistieron el alcalde de Murcia, José Ballesta; el concejal de Urbanismo, Medio Ambiente y Huerta, Antonio Navarro; y el presidente de la sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia, Rubén Jiménez, quien destacó que «la justicia ordinaria tendría mucho que aprender de este tipo de órganos, así como de la justicia rápida que tiene lugar en ellos». Por su parte, Ballesta recordó que el próximo 14 de mayo el Consejo de Hombres Buenos cumplirá 750 años, una institución que «marca una forma de ser y ese sentimiento de respeto y honor que en la huerta siempre ha estado presente».

El Consejo atiende las demandas de los vecinos del entorno de la huerta de Murcia que se consideran agraviados por conflictos relacionados con los cauces de riego y cauces de desagüe. El tribunal está constituido por cuatro vocales, un secretario, el alguacil y un presidente. El Consejo de Hombres Buenos, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, actúa de forma ordinaria todos los jueves del año, llevando a cabo sesiones de conciliación en las que alcanzan acuerdos satisfactorios en el 95% de los casos, por lo que los tres casos juzgados ayer representan una pequeña minoría de todos los conflictos resueltos, según destacaron ayer fuentes de dicho órgano.

En cuanto a los tres casos de ayer, uno de ellos afectaba a un vecino del entorno del Camino de Santa Catalina, que se quejaba de un cerramiento indebido que dejaba dentro una regadera (cauce menor), que suministraba agua a otras parcelas colindantes. La otra causa -abierta también por un regante del Camino de Santa Catalina- estaba motivada por la instalación de una puerta que obstaculizaba un paso de regante. El tercer pleito denunciaba la ocupación del 'quijero' de la acequia (la senda lateral del cauce), a petición de en un regante de la acequia de Zaraiche, en las inmediaciones de El Esparragal.

El litigio, paso a paso

En cada sesión se sigue el mismo orden. Primero se da lectura a la demanda interpuesta en presencia de las dos partes, demandante y demandado, y se da cuenta de las actuaciones e inspecciones llevadas a cabo por el Consejo, con el objetivo de constatar los hechos. El demandante toma la palabra y, tras ratificarse en los hechos, argumenta su demanda. Acto seguido asume el turno la otra parte, que tiene la oportunidad de defender su postura ante el tribunal. Éste valorará las pruebas documentales o periciales que ambas partes quieran presentar. Si los vocales lo estiman oportuno, se abre un turno de preguntas. Una vez expuesto el conflicto y con los testimonios y pruebas recogidas, llega la deliberación del tribunal, que es secreta. La sentencia que se dicta es firme, ya que las decisiones del Consejo son ley.