Salvador H.C., el joven acusado de matar al marido de su amante en 2013 en un paraje de Puente Tocinos, confesó ayer que la también acusada por asesinato, Fabiola B.M., «quería que lo hiciéramos entre los dos». «Ella quería que lo hiciera e hizo todo lo posible para que yo llegara a hacerlo».

El acusado, quien reconoció que mató al marido de Fabiola cortándole el cuello con un cuchillo, aseguró ayer, a preguntas del fiscal, que se ha sentido utilizado por ella, ya que «me dijo que no vivía con su marido y, en el momento en que me enseñó un vídeo en el que salía Fabiola presenciando cómo su marido se acostaba con una prostituta mientras la insultaba a ella, yo estaba drogado».

Y es que, según relató Salvador en la segunda sesión del juicio con jurado popular, a los pocos meses de iniciar una relación con la acusada -a quien conoció a través de una red social- y saber que «era víctima de malos tratos, de humillaciones y violaciones, Fabiola me enseñó un vídeo en el que aparecía ella con Ángel y una prostituta y él le decía barbaridades».

«En ese momento, ya no puedo más, salgo de la habitación en la que estábamos, me meto dos lonchas de cocaína y ella me dijo: ¿Me vas a ayudar a matarlo?», aseguró Salvador, quien destacó que su respuesta fue «llévatelo al sitio». Asimismo, explicó que cuando vio el vídeo «mi cabeza era una psicosis constante, no había distinción de la realidad, estaba en una película y no sabía cómo iban a suceder las cosas».

Con esta declaración Salvador tiró por tierra la versión ofrecida el pasado lunes por Fabiola, quien aseguró que ella no sabía que Salvador iba a matar a su marido y que cuando sucedió le dijo que parara. De hecho, el acusado confesó ayer, a preguntas del fiscal, que Ángel «se defendió» y que Fabiola le ayudó. «Le puso la rodilla encima para que no se moviera», afirmó. Salvador también definió la actitud de Fabiola días después de cometer el crimen y en el transcurso del mismo como nada asustadiza.

De hecho, destacó que fue ella quien le planteó en un principio que le asestara varias puñaladas superficiales para que pareciera que a ella también la habían agredido, algo que descartó. El acusado aseguró que la situación por la que pasó Fabiola, de malos tratos e infidelidades, además de «trato vejatorio», hizo que se compadeciera de ella. «Me sentía culpable de haberla dejado allí una semana y no podía soportarlo», añadió.

Días después del crimen, Salvador recordó que lo pasó mal y que quería quitarse la vida, para lo que acudió a comprar droga. «Compré 125 euros de droga y la tomé entera y si Fabiola no hubiera llamado a Emergencias hubiera conseguido mi propósito», explicó Salvador, quien también sacó tiempo para ayudar a Fabiola a formalizar sus papeles tras morir su marido y pedir la pensión.

Una vez que la Policía acudió a su casa a registrarla, el acusado retomó la idea del suicidio, por lo que decidió viajar a Alicante, donde se alojó, con Fabiola, en un hotel, solicitando «una habitación en una de las plantas más altas para tirarme por la ventana».

Estando alojados en dicho hotel, Fabiola decidió ir al spa y en ese momento «me llamaron de recepción diciéndome que le había dado una lipotimia, y al salir ya me detuvo la Policía».

Según declaró el acusado, es consumidor de cocaína, marihuana y alcohol desde los 17 años y tiene diagnosticado un trastorno de personalidad y un carácter evitativo y retraído, estando en tratamiento psicológico durante cinco años y con medicación.