Jueves, 22 de mayo de 2014. 09.30 horas. En el pabellón del centro policial de Sangonera la Verde, decenas de personas asisten al encuentro de fútbol sala entre el Olímpico de Totana y el Atlético Mar Menor. Todo transcurre con normalidad, pero el público no sabe que entre ellos hay un terrorista con explosivos adosados a su cuerpo que se inmolará en medio del partido, provocando un reguero de heridos, muertos, humo y escombros.

A las fuerzas de seguridad les toca entonces aplicar el protocolo de actuación para el levantamiento y tratamiento de las víctimas mortales, tal y como contempla el Real Decreto 32/2009, para que a los familiares no les quede duda de quiénes han perecido en el fatal atentado. Y eso fue lo que puso ayer en práctica en el edificio de Sangonera el equipo de Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía en Murcia, junto con los miembros de la Unidad de Protección y Reacción (UPR) , así como efectivos de la Academia General del Aire (AGA) y los responsables del Instituto de Medicina Legal.

El protocolo se inició nada más producirse la explosión y desatarse el caos en el recinto deportivo. El simulacro trató de que todo fuera lo más realista posible, por lo que la UPR explosionó varias bombas de humo. La primera actuación consistió en la evacuación de los heridos, en estado de shock tras lo ocurrido, pero al fin y al cabo vivos.

Tras eso, comenzó el trabajo de los 25 miembros de la Policía Científica, empleados en el simulacro, que establecieron, como marca el Real Decreto 32/2009, varios equipos que se encargan de recoger todos los restos mortales desperdigados por el pabellón deportivo -para la actuación de ayer se utilizaron maniquíes- con el objetivo de que no haya problemas luego para identificarlos, según Silvia Pérez, especialista superior de la Brigada de la Policía Científica en Murcia, quien coordinó el operativo de ayer.

'In situ', los policías tratan de recopilar todos los elementos identificativos de los cadáveres, así como las muestras de ADN para su correcta identificación. «Todo se etiqueta y se fotografía en el mismo lugar del atentado, el proceso ante-mortem. Luego se envía todo al Instituto de Medicina Legal para llevar a cabo la autopsia. Aquí se establece el procedimiento post-mortem, en el que los familiares deben aportar cualquier elemento que facilite la identificación de los cadáveres, así como la historia clínica», señala la inspectora Silvia Pérez. La identificación es un procedimiento complicado, ya que los resultados de las pruebas de ADN no están hasta pasados varios días.

En el Instituto de Medicina Legal se completa el proceso. Su director, Rafael Bañón, estuvo presente en el simulacro, junto al jefe superior de Policía, Cirilo Durán. «En emergencias de este tipo, si cometes un error en la primera fase, lo arrastras durante todo el proceso», afirma Bañón. «Hay que estar siempre practicando para estar preparados. España es un país pionero en la unificación de protocolos», señla Durán.