Este año ni la misa de la huerta se ha librado de la crisis. En la sucinta homilía que ofreció el obispo de la Diócesis de Cartagena, monseñor José Manuel Lorca Planes, ha sustituido las plegarias por los valores de la juventud, de las familias y el cuidado de los ancianos, para pedir por los empresarios. Comenzó repasando la importancia de la Virgen María en el devenir de la humanidad: «La adhesión de María cambió la faz del mundo, desde que el ángel le anunció su misión y ella acepto. Liberó al hombre de la exclavitud del pecado. La madre de Dios. Dio el corazón a Cristo y por lo tanto a toda la humanidad».

En su suplica humilde y ferviente a la patrona de Murcia, el obispo pidió por los murcianos, por los más necesitados, por los que dan limosna y, principalmente, por el agua y el empleo. «No te olvides del agua para el campo y para nuestra huerta. Ilumina a los que puedan alumbrar puestos de trabajo».

Primero salieron las peñas huertanas, representadas por sus respectivos estandartes; después portearon a la Virgen, lo que hizo que sus fieles estallaran en júbilo y le profirieran numerosos halagos; por último salieron los sacerdotes, encabezados por Lorca Planes, y comenzó la tradicional misa de la huerta, que da inicio anualmente al martes del Bando de la Huerta.

Entre las diferentes partes de la ceremonia el grupo de coros y danzas, Nuestra Señora de la Antigua Peña el Candil, de Monteagudo amenizó la celebración religiosa con música y bailes. La Federación de Peñas Huertanas es la encargada de seleccionar cada año el acompañamiento musical de la eucaristía. Las sillas que se pusieron en la puerta de la catedral no fueron suficientes para albergar a la gente que se acercó a la plaza del cardenal Belluga y la muchedumbre se agolpaba en los laterales. Hay que recordar que este año el bando de la huerta fue considerado como Fiesta de Interés Turístico Internacional. Asistió el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuña; el alcalde, Miguel Ángel Cámara y las reinas de la huerta.

La Virgen, a hombros

Cuando finalizó la misa, se inició la procesión que se lleva a cabo todos los años por los alrededores de la catedral y el centro de Murcia. Por las calles Isidoro de la Cierva y Sequier Alejandro la patrona de los murcianos, engalanada con el nuevo manto granate con bordados de oro, llegó a la plaza Santo Domingo. Allí la esperaba una multitud de seguidiores que querían embriagarse de ese símbolo que tanto representa para ellos.

Durante todo el recorrido, la Virgen de la Fuensanta recibió las habituales ofrendas florales. Concluyó con la vuelta a la catedral, donde se quedará hasta el 24 de abril, cuando regresará al santuario de la Fuensanta. En la subida volverá a ser protagonista y será agasajada con cánticos y lluvias de flores.