Un hombre de 67 años falleció ayer abrasado en su vivienda del barrio del Espíritu Santo de la pedanía de Espinardo. El fuego se produjo cerca de las doce del mediodía, cuando Eusebio, que sufría una minusvalía que le impedía caminar, se dispuso a recargar de gas un mechero mientras se fumaba un cigarrillo. De repente, el hombre comenzó a arder y no pudo moverse del sillón en el que permanecía sentado. Su esposa, que había salido a comprar a un establecimiento cercano, encontró en llamas al fallecido al abrir la puerta de la vivienda, un primer piso de la calle Carmen La Roja.

Los vecinos del piso contiguo, que habían avisado a los bomberos al detectar que salía humo de la vivienda, observaron que la mujer del fallecido trataba de socorrer a su esposo, con el riesgo de quedar atrapada entre las llamas, que ya se extendían por la vivienda. Para evitar que Pilar, la mujer del fallecido, sufriera heridas por el fuego, Otilia Vera Alcázar y su hermano Rafa, entraron al piso en llamas y la sacaron. No obstante, Pilar estaba sufriendo un ataque de ansiedad y, víctima de la histeria, intentaba volver a entrar a su piso sin dejar de gritar por la tragedia que estaba viviendo en el interior su esposo. «Mi marido se está quemando, tengo que entrar a ayudarle», cuentan los testigos que gritaba la mujer. «Cuando fuimos a sacarla por segunda vez del piso, vimos una bola de fuego dentro. Era Eusebio», relatan los vecinos del fallecido.

Los bomberos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del ayuntamiento de Murcia atendieron el aviso en solo un par de minutos, pero cuando llegaron a la vivienda Eusebio ya había fallecido. «Hemos accedido a la vivienda dos equipos de trabajo, uno para buscar a la víctima y otro para extinguir el incendio. El fallecido estaba en el lugar del incendio, tendido en un sofá, totalmente calcinado», detalló a los medios de comunicación el cabo de bomberos, Juan Francisco Abellán, al concluir los trabajos para sofocar las llamas.

Mientras los bomberos extinguían las llamas, los servicios sanitarios trasladados al lugar atendieron a la viuda, de 60 años, que presentaba un grave ataque de nervios, por lo que fue trasladada al hospital Virgen de la Arrixaca.

Los hijos del fallecido llegaron al aviso minutos después. Pilar y Javier, que residen en la vivienda calcinada junto a sus padres, llegaron a la zona poco después de que su madre fuera trasladada al hospital. Como los agentes de la Policía Nacional habían acordonado el acceso a la vivienda prohibiendo el paso a los vecinos, los hijos del fallecido aguardaron tras la cinta perimetral a que se autorizara el levantamiento del cadáver. Varias patrullas de agentes de Seguridad Ciudadana permanecieron en la zona velando por la seguridad, puesto que el barrio del Espíritu Santo es muy conflictivo y era necesario establecer un dispositivo especial hasta que los servicios funerarios concluyeran su trabajo.

Cerca de las tres de la tarde, el cuerpo de Eusebio fue sacado de la vivienda ante los sollozos de sus hijos, que trataban de asumir lo sucedido arropados por amigos y familiares. «Aún no me hago a la idea de que mi padre está ahí dentro muerto», explicaba su hijo Javier. El cadáver de Eusebio fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia.