Caravaca bajaba ayer el telón a su semana grande. El carro triunfal del Lignum Crucis recorría por última vez las calles de Caravaca, poniendo fin a un semana de música, color y fiesta. Una fiestas que serán recordadas, entre otras muchas cosas, por el record histórico de la Peña Artesano en la carrera, firmando un tiempo de 7,713 y su doblete como campeones, así como el ascenso al primer puesto de enjaezamiento de una peña joven, como el Universo.

También por el estreno de vestuario de dos grupos cristianos, Caballeros de San Juan y Navarra. Así como el recuerdo a ilustres festeros que no llegaron a ver un nuevo mayo, pero que no se han olvidado y prueba de ello han sido los homenajes que de manera anónima e improvisada los festeros les han rendido tributo a las personas de Paco 'Pim' o Pablo Guerrero.

El leño de Cristo cruzó el umbral de su basílica santuario al atardecer, donde cientos de miles de devotos la venerarán y custodiarán durante los próximos 360 días. Con una temperatura casi veraniega una multitud de caravaqueños acompañaron al Lignum Crucis en su camino de vuelta a casa; la calle Mayor volvía a convertirse en una alfombra matizada de pétalos de rosa, que llovían desde los balcones al paso de la majestuosa custodia procesional que portaba el Lignum Crucis.

El popular Tío de la Pita esperaba a la patrona en la última cuesta que da acceso a la Basílica, para rendirle el último adiós por este año. Eran las últimas notas del dulzainero de todos los caravaqueños hasta que regrese en el coche de línea el próximo 25 de abril, festividad de San Marcos, para hacer las delicias de grandes y pequeños.

A la llegada del cortejo a la Basílica se cumplió el último rito de los once que se realizan durante la estancia de la patrona en la ciudad: la bendición de los campos desde las almenas de la fortaleza.

Al finalizar, el trueno gordo devolvía a la realidad a los habitantes de la ciudad santa del Noroeste que durante cinco días han vivido inmersos en el sueño de la Caravaca eterna.