­En el marco de las actividades de la Academia de Gastronomía de la Región de Murcia para el año 2016, se presentó en Bullas la Primera Coordenada Gastronómica. El título, De Roncesvalles a Caravaca. Cartografía gastronómica del Camino de la Vera Cruz, un proyecto que abarca todos los municipios del Noroeste y los dos del Altiplano.

Al hilo del turismo religioso con motivo del Año Jubilar de Caravaca de la Cruz 2017, la Academia, con la colaboración de la Asociación de Sumilleres de la Región de Murcia, pretende coadyuvar a posicionar la Región en turismo del vino y gastronómico. Sin duda el turismo religioso es un nicho del mercado turístico en crecimiento exponencial. Y por supuesto, los principales destinos de esta tipología del ocio son los lugares santos. Mas el turista religioso, que no entra en contradicción con el peregrino, es poliédrico ya que se pone en camino no solo por motivos espirituales sino culturales, paisajísticos y, sin duda, gastronómicos.

Platos de interés internacional

La gastronomía es un bien resaltado por los turistas internacionales que visitan España. Nuestros platos y productos son hoy la segunda comida preferida por los europeos. Sólo por detrás de la italiana. La gastronomía, como nuevo paquete ofertado, representa lo que los técnicos denominan un valor diferencial. Y esa distinción nos aporta competitividad frente a otros destinos.

En la Región de Murcia, la cocina es sinónimo de dieta mediterránea, de productos de proximidad, de calidad y de mercado. Sin olvidar que la Dieta Mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, así declarada por la Unesco.

Religión y gastronomía

La ciudad de Caravaca de la Cruz es uno de los cinco lugares santos del mundo, destino donde ganar el jubileo junto con Jerusalén, Roma, Santiago y Liébana. El Camino de peregrinación de la Vera Cruz se revitalizó hace unos años. Instituciones políticas y financieras apostaron por poner en valor una ruta medieval que a través de los Pirineos, entrando por Navarra, llegaba hasta la ciudad Santa del Noroeste. El hilo conductor fue la presencia de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo a lo largo de las vías que cruzaban los antiguos reinos de Castilla y de Aragón. El camino se ha actualizado por veredas, cordeles y cañadas a fin de que el peregrino huya en la medida de lo posible del tráfico rodado. Desde San Juan Pie de Puerto en Navarra hasta entrar desde Ontur en Albacete a la Región por Jumilla y seguir por Calasparra y Moratalla hasta Caravaca. Cinco comunidades autónomas: Navarra, Aragón, Castilla-La Mancha, Valencia y Murcia.

Sin discusión es histórico que existió la bailía templaria de Caravaca desde el último tercio del siglo XIII hasta principios de la centuria del XIV, un territorio adscrito a una de las encomiendas de la Orden, y que incluía Cehegín y Bullas. Ahora, que los monjes guerreros portaran desde Tierra Santa el Lignum Crucis hasta dominios del Noroeste es un acto de fe según la tradición tomista. En cualquier caso no vamos a hablar, al menos solo, de cocina de convento, sino de ayudar al desarrollo gastronómico del camino de la Vera Cruz desde Roncesvalles hasta Caravaca, trabajando en sinergia con los sectores agroalimentarios y de restauración a través de un acuerdo que permitirá la promoción, valoración y conocimiento de nuestra gastronomía local.

Haciendo un juego fácil de palabras, en esta ruta santa de Norte a Sureste hay tanto que ver como tanto que comer. De la comunidad Foral de Navarra el queso Idiazábal, las chistorra y el chorizo de Pamplona, los espárragos, los pimientos y las alcachofas de las huertas navarras.

Todos productos con Denominación de Origen propia. De la Comunidad Autónoma de Aragón su ternasco, sus migas con jamón y uva, su merluza rellena de jamón de Teruel y pimientos. De los vecinos valencianos conocemos sobradamente la paella y la fideuá. Y nos gustan las cocas, esas tortas planas de masa de harina y que pueden ser saladas o dulces. Benicarló da la alcachofa y Callosa de Ensarriá el níspero, ambos con denominación de origen. Y tres son las denominaciones de origen de sus vinos: Alicante, Utiel-Requena y Valencia. De Cuenca, en La Mancha, su miel de la Alcarria, el ajo de las Pedroñeras y el queso manchego. Y como platos elaborados, el morteruelo de hígado y lomo de cerdo, el ajo pringue magro o la sopa del Cristo, elaborada con menudillo de ave. Y todo regado con los buenos tintos de la Manchuela. Y sin salir de La Mancha, Albacete, con su gazpacho elaborado con carne de caza, las migas ruleras, las gachas de pastor, el asadillo de tomate y pimiento, y de postre los miguelitos de la Roda. Los vinos de Albacete no pueden ser malos, pues los próximos son de la DO Jumilla.

Y al llegar cansados al Noroeste, reponernos con la sola visión de las ricas materias primas que suponen el chato murciano, el cordero segureño o el queso al vino. Y en la mesa, el empedrao, las gachasmigas, las migas de panizo, la tartera o el rin-ran. Un saciante juego gastronómico para el ajoaharina de Bullas y Moratalla. Si el lector va a Cehegín, lo pedirá como chamorro, si baja a Calasparra, para los lugareños será jarullo, y si al terminar la visita al santuario de Caravaca lo quiere degustar lo pedirá con el nombre de sémola.

Presentación entre fogones

El día de la presentación del proyecto, al finalizar la exposición y la rueda de preguntas, esperaba a los asistentes un maridaje de vinos y platos. El restaurante El Borrego de Bullas preparó las tapas, y José Sánchez, por la Asociación de Sumilleres, la selección opinada de los fermentados. Una ruta gastronómica para el peregrino.

Un Edoné espumoso de Almansa, ¿por qué renunciar al placer?; Artazu, el rosado de Navarra, el origen del camino; un Bruma del Estrecho, el tinto de Jumilla que nos recuerda los peligros del andar; Aragonia, un tinto ofrenda del caminante a Aragón; el enriquecimiento personal por la convivencia, simbolizado en el crianza Mestizaje, de la DO Utiel-Requena. Un Valché 2006 de Bullas para el final del trayecto, la paz del Valle del Aceniche. Y a los postres, el yeclano tinto dulce EnEsencia, el peregrino que interioriza el final de un aprendizaje.

Nos acogieron el Museo del Vino de Bullas y su director Salvador Martínez. Y hubo presencia de todos los municipios del Noroeste. Elisa Giménez-Girón, Hermana Mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Santísima y Vera Cruz de Caravaca, María Dolores Muñoz, alcaldesa del ayuntamiento de Bullas, y la concejal de Desarrollo Local y Turismo de la misma corporación, Águeda Fernández. Por el Ayuntamiento de Cehegín, la concejala de Turismo Ana María Molina, y por el gobierno de Caravaca el teniente de alcalde Enrique Fuentes. No faltaron el presidente de la DO Bullas, Francisco Carreño, ni el gerente de la Mancomunidad de Servicios Turísticos del Noroeste, Manuel Fernando Guerrero. Estuvieron presentes los agentes de desarrollo local de todos los municipios de la comarca. Manuel Ibernón y Jerónimo Moya entre otros. En total una treintena de activos participantes.