En el marco de la Semana de la Ciencia, la Universidad de Navarra ha organizado esta mañana una mesa redonda bajo el título: "Configuraciones urbanas y catástrofes: la desequilibrada interacción entre el ser humano y su medio".

El geólogo de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra Antonio Aretxabala ha afirmado que el conocimiento del medio y su dinámica puede evitar grandes catástrofes.

Aretxabala recalcó que las ciudades no se han configurado pensando en el riesgo, y muchas, como Lorca, se construyeron en zonas desaconsejadas para edificar.

Por ello, señaló la necesidad de someter los planes urbanísticos a una evaluación ambiental y a la elaboración de informes sobre, por ejemplo, la existencia de recursos hídricos.

Existe una relación causa-efecto entre el agua y los seismos, que puede asociarse a la actividad humana o no, según explicó con detalle el geólogo y científico del CSIC Miguel Doblas.

Bajo su teoría de la hidrosismicidad, sostuvo que el agua actúa como lubricante entre las fallas y que su ausencia (por extracción para el riego) crea masas compactas fácilmente resquebrajables si se someten a tensión, como ocurrió, según él, en el terremoto de la ciudad de Lorca.

El científico del CSIC se ha atrevido a asegurar que las recientes inundaciones en esta zona de Murcia podrían dar lugar a un nuevo terremoto en un corto plazo de tiempo, porque al "hincharse" el acuífero se añade nueva tensión a la falla.

Doblas, que se atribuye la originalidad de haber relacionado por primera vez subducción e hidrosismicidad en la falla de Lorca, a pesar de haber sido publicado como estudio por otros, destacó la falta de atención en España de la sismicidad antrópica, la causada por el hombre.

El arquitecto e historiador Miguel Fortea, profesor de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura, planteó cómo afecta al patrimonio histórico los efectos de la naturaleza y recalcó que es necesario reparar los edificios dañados con los mismos materiales con los que se construyó en su momento.

Según Fortea, las iglesias más afectadas por el terremoto de Lorca fueron las que habían sido reparadas anteriormente con hormigón armado, menos plástico que las estructuras originales y un peso "nocivo" en sí mismo.

De las "Configuraciones urbanas contemporáneas en zonas sísmicas" disertó la arquitecta venezolana Teresa Guevara, quien explicó, con su última publicación como base, de qué manera puede la normativa sismo resistente minimizar los riesgos de los sismos en las ciudades.

Los terremotos no se pueden evitar, pero sí su efecto en la población, recalcó Guevara, consultora internacional y miembro de la red para el diseño de ciudades "adaptables" ante terremotos, que promueve la reducción de la vulnerabilidad de los núcleos urbanos y el diseño por desempeño o en función de la edificación.

En 2050, dijo, la mayoría de la población del planeta será urbana y vivirá en un modelo de ciudades capitalistas o "productivas" como símbolo de progreso, con torres cada vez mas altas y edificios "singulares" que se convierten en un peligro.

La ciudad contemporánea, explicó, es un "producto" difícil de manejar porque suma todas las modificaciones que ha sufrido a lo largo de la historia y responde aleatoriamente ante un terremoto, no como un todo.

El urbanismo permisivo es una variable a tomar en cuenta en zonas de riesgo, el peligro no está en los terremotos, si no en las edificaciones que construye el hombre. aseguró.