Es una verdadera lucha la que mantienen varios grupos de jóvenes aventureros contra las enfurecidas aguas del río Segura a su paso por el Cañón de los Almadenes. La imagen, ya clásica y tradicional durante el verano, se repitió ayer en Cieza con la celebración del XXVI Descenso del Cañón de Almadenes, organizado por el Grupo de Espeleología Ciezano La Atalaya –GECA–, dependiente de la OJE.

Alrededor de 70 personas, a bordo de 18 embarcaciones, se atrevieron con las escorrentías, los remolinos y los grandes peñones de este tramo del río que convierten a esta prueba en una de las más atractivas de cuantas se celebran en España a lo largo de todo año. Una batalla entre deportistas y la naturaleza con remos y salvavidas como única defensa. Al cóctel se le une la naturaleza en sus formas más exuberantes y esplendorosas.

En los tramos en los que las aguas se apaciguan, los aventureros pueden deleitarse observando el abundante bosque de ribera, las paredes totalmente verticales de más de 100 metros de altura y, con un poco de suerte, hasta pueden toparse con las águilas perdiceras que habitan en el cañón, las cuales, lejos de asustarse, observan el trasiego como cualquier otro espectador.

Y para que la seguridad de los excursionistas esté garantizada, la OJE y el GECA despliegan alrededor de 100 personas a lo largo de todo el recorrido. Los ojos los pusieron un año más los radioaficionados del Radio Club Charlie Mike y de la Red de Radio de Emergencia –REMER-, que se mantuvieron alerta y con sus ´walkies´ en marcha para comunicar cualquier incidencia. La intervención y el montaje de los artilugios necesarios para realizar tareas de rescate corrieron a cargo de la propia organización, los grupos de espeleología de la Guardia Civil y de la Federación Española de Espeleología.

Pero la aventura y la diversión de los grupos no se limitan a las dos horas que dura el descenso por Almadenes. En realidad, se trata de dos días de convivencia que comenzaron el viernes en el polideportivo municipal Mariano Rojas de Cieza. Tras pasar la noche, los participantes se dirigieron en la mañana de ayer al puente de Calasparra, donde iniciaron el descenso. Llegaron a la presa de La Mulata a mediodía, y tras el picnic de rigor se introdujeron en la garganta del cañón. Después de atravesarlo arribaron al camping de Los Losares, donde han hecho noche. Hoy tiene lugar la última etapa en la que los jóvenes nadarán, harán rafting y concluirán esta vigésimo sexta edición sobre el mediodía en el puente de Hierro de Cieza tras haber recorrido casi 40 kilómetros de río.