La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, ha anunciado este lunes la cancelación del permiso de residencia temporal concedido a unos 200.000 salvadoreños en 2001 por los terremotos que sacudieron la nación centroamericana ese año al considerar que las condiciones en su país de origen han mejorado y les permiten volver.

El Departamento de Seguridad Nacional ha difundido un comunicado en el que explica que, tras "una cuidadosa evaluación de la información disponible", Nielsen "ha determinado que las condiciones provocadas por los terremotos de 2001 ya no existen y, por tanto, el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) deber terminar".

El Gobierno estadounidense ha indicado que las condiciones de vida en El Salvador han mejorado en las zonas afectadas por los seísmos. "Muchos proyectos ya se han completado. Los colegios y hospitales dañados se han reparado, las casas han sido reconstruidas y se ha dado dinero para agua, saneamiento, carreteras y otras infraestructuras", ha destacado.

Además, ha recordado que en los últimos dos años han sido expulsados más de 39.000 salvadoreños, "lo que demuestra que la incapacidad temporal de El Salvador para abordar la vuelta de sus nacionales tras los terremotos ha quedado superada".

Seguridad Nacional ha enfatizado que ha consultado la medida con las autoridades salvadoreñas y ha indicado que, para permitir "una transición ordenada" y permitir a El Salvador preparar este retorno masivo, la medida no entrará en vigor hasta el 9 de septiembre de 2019.

En estos 18 meses de moratoria, ha explicado, los salvadoreños afectados podrán "buscar alternativas legales" para quedarse en Estados Unidos. "Los beneficiarios del TPS podrían recibir otra protección bajo el sistema migratorio", ha asegurado y ha apuntado que el Congreso podría aprovechar estos meses para trabajar en "una solución legislativa" para evitar la deportación de inmigrantes que llevan varios años residiendo legalmente en Estados Unidos.

En noviembre, el Gobierno de Donald Trump ya canceló el TPS para 60.000 haitianos que llegaron a Estados Unidos tras el devastador terremoto de 2010. Poco después hizo lo mismo con 2.500 nicaragüenses. En cambio, ha concedido una prórroga de seis meses a 57.000 hondureños.

Esta medida se enmarca en la política migratoria de 'mano dura' que ha desplegado Trump. "La decisión sobre El Salvador es particularmente grave", ha dicho Kevin Appleby, del Center for Migration Studies. "No solo desarraigará a familias y niños que han vivido aquí años, también desestabilizará un país ya violento", ha explicado a 'The Washington Post', que había avanzado la noticia.