La retirada del hasta ayer candidato presidencial afgano Abdulá Abdulá de la segunda vuelta de los comicios supone, a juicio de algunos analistas, un golpe durísimo a la legitimidad del presidente afgano Hamid Karzai, quien comparecerá el próximo 7 de noviembre a las urnas como único candidato.

Abdulá, visiblemente afectado, presentó su abandono ayer mañana, asegurando que las autoridades afganas habían desoído sus dos principales condiciones para acudir a las urnas: eliminar medio millar de colegios electorales sospechosos de irregularidades, y sustituir a Azizulá Ludin, comisario jefe de la Comisión Electoral Independiente afgana, el máximo organismo encargado de validar la legalidad de los comicios, y cuya credibilidad, junto con la de la Misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), observadora electoral, se vio duramente afectada durante la primera vuelta, dominada por el fraude masivo.

"No participaré en las elecciones. No he tomado esta decisión a la ligera, ha sido en beneficio de la nación", declaró entre lágrimas ante sus simpatizantes en una comparecencia realizada en la capital, Kabul, en la que confirmó que no hará petición alguna a sus seguidores para boicotear los comicios. "A mis seguidores les digo que no se enfaden, ni tomen las calles", dijo, a pesar de la enorme desconfianza que le produce el organismo electoral afgano. "Tengo enormes, enormes reservas sobre la credibilidad del proceso", aseguró a los medios de comunicación tras su comparecencia pública. Queda, además, completamente descartada la posibilidad de un Gobierno de coalición en el país afgano.