¿Qué es para usted una buena novela negra?

Aquella que no deje ningún cabo suelto, que me haga reflexionar y si además me remueve por dentro, mucho mejor.

¿Cuáles serían sus personajes y sus autores negros favoritos?

La lista es larga, pero destacaría al inspector Méndez de González Ledesma, al comisario Wallander de Henning Mankell, al detective Charlie Parker de John Connolly y al comisario Adamsberg de Fred Vargas.

¿Se ha sentido atraída por este género desde siempre?

Soy lectora de todo tipo de novela, pero el género ha sido siempre una constante en mis lecturas. Empecé de niña con las novelas policíacas y alternaba con el género de terror. Luego ya seguí con Chandler, Hammet, y hasta hoy…

¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

La novela negra siempre ha sido considerada como un género menor, por debajo de la ‘literatura seria’. Creo que este concepto está cambiando aunque todavía hay quien tiene esta idea. A través de las historias negras explicamos la realidad social en la que vivimos y eso ya es algo más que una simple novela de asesinatos. Creo que las historias reales interesan a la gente y de ahí su popularidad.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Agradezco a los organizadores del festival que me hayan invitado. Será mi segunda participación y la espero con mucha ilusión. El encuentro con los lectores y poder intercambiar opiniones es una de las mejores cosas que te suceden cuando escribes. Ves que has llegado a la gente y eso te llena de satisfacción.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

No tengo preferencias, cualquiera que permita hacer bien el trabajo…

Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

No podría dar nombres, pero creo que sería cualquier individuo que haga daño a los demás o se aproveche de sus debilidades. Eso es bastante justificación para hacerle desaparecer.

Resulta inevitable dada su profesión: ¿desde la judicatura cómo se ve el mundo negro real?

Mi trabajo es valorar si ciertas conductas son constitutivas de los delitos que el Código Penal español tipifica como tales. En mis novelas, casi todo es real, invento poco. La mayoría de los delitos son producto de la sociedad que hacemos entre todos. Las desigualdades, la falta de oportunidades, los prejuicios, la desestructuración de las familias... son las causas de esos comportamientos en un tanto por cien muy elevado. No falla, si la sociedad mejora, se cierran prisiones y los juzgados tenemos mucho menos trabajo.

Esa colaboración entre cuerpos policiales que se muestra en su última novela, Flor seca, ¿se da realmente así?

Es necesario que sea así. Cada cuerpo tiene sus propias competencias y es inevitable que haya fricciones, en ocasiones con mucha tensión, pero coordinarse es la única forma de hacer bien el trabajo.

¿Qué tienen las debilidades humanas que las hacen tan interesantes como argumento literario?

Como profesional me interesa saber por qué la gente hace lo que hace y cuál es el origen o la justificación de su conducta. Como escritora intento exponer al lector esa gran paleta de grises que es el ser humano. Nadie, salvo casos muy contados, es enteramente bueno o malo y lo interesante en literatura es reflejarlo, hacer pensar al lector.

¿Cuál va a ser su siguiente paso literario?

Seguir escribiendo, por supuesto. Tengo pendiente algún relato y estoy con una trama que me va a llevar tiempo (que no me sobra), pero espero llevarla adelante poco a poco.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Que aunque tenga sus autores favoritos a los que desde luego va a seguir, se abra a la posibilidad de conocer nuevas voces que no siempre son las que promocionan los grandes lanzamientos editoriales. En España se escribe mucho y bien y hay muchos autores por descubrir que le harán pasar un buen rato.