Albert Pla tiene fama de ser uno de los artistas más iconoclastas de la escena española, aunque a él no parece afectarle mucho. Ha construido un estilo en el que mezcla ironía, provocación, crítica...

Vuelve por aquí -para participar en las IV Jornadas Libertarias de Molina- contando con la complicidad del sorprendente y genial guitarrista Diego Cortés (ha compartido escenario con Mike Oldfield, Santana, Larry Coryell y Paco de Lucía). Con su presencia, tiene las manos libres y el cuerpo desatado para teatralizar sus canciones y conseguir un espectáculo de una poética inusual, devastadora y electrizante, donde contar historias trágicas y delirantes, cotidianas y sorprendentes, delicadas y brutales, crudas y surreales, en las cuales el verdugo es también víctima, la comedia convive con la tragedia y la serenidad desemboca en el desenfreno.

Cantante y actor o actor y cantante, y ahora también escritor. Un comediante que va de pueblo en pueblo, como te han descrito por ahí. ¿Te gusta esa definición?

Me gusta más lo del comediante que va de pueblo en pueblo que lo de artista. Me parece más lo que hago, lo que más se ajusta a la realidad.

Llevas varios espectáculos en juego. ¿Hay un espectáculo para cada lugar o para cada momento?

Para cada lugar no sé, para cada momento mío sí. Ahora estoy haciendo los conciertos con Diego Cortés y combinando un espectáculo de payasos con Tortel Poltrona. Es un espectáculo para niños, cantamos las canciones que tengo para niños y hacemos mucho el payaso, y mientras tanto voy preparando lo siguiente, que estrenamos en diciembre.

Con Diego has trabajado mucho. ¿Necesitáis ensayar, os sale con miraros a la cara?

No hace falta ensayar con Diego, no lo hemos hecho nunca. Es más, hay conciertos que toco canciones que sé que él no sabe para ver que hace.

Lo pones a prueba.

Quiero ver la cara que pone. A prueba no, porque siempre gana él, siempre parece que las haya tocado toda su vida.

Has terminado 'Guerra' con Fermín Muguruza y Refree, que era una función teatral. ¿Qué vas a traer aquí?

Aquí es algo mucho más sencillo. Vamos los dos con la guitarra, y depende del ambiente que veamos pues nosotros cantamos una, cantamos otra, hablamos un rato, toca él... Vamos al ritmo de la energía que percibimos.

Llevas unos años sin sacar disco...

Pues sí. Por los dos últimos espectáculos que he hecho (Manifestación y Guerra). Al final decidimos no sacar el disco.

¿No trae a cuenta sacar disco?

Bueno, porque dices: «Mañana, mañana€», y luego, como hay bolo, ya no lo haces.

Has publicado una novela, España de mierda. ¿Ahora también eres es escritor?

El libro es una gira por España, una España medio rota y medio prebélica; es la gira de un cantante uruguayo y un mánager madrileño que le acompaña y van los dos intentando hacer primero la gira y después, intentan escapar del país.

¿Y qué te ha servido de inspiración para este libro? ¿Qué te ha impulsado a escribir esa novela?

Pues nada, lo mismo que me impulsa las canciones: se me ocurre algo y me es fácil contarlo. No me he fijado en nada, yo voy a la mía.

A la tuya creo que has ido siempre, por lo menos desde que te conozco. Llevas 25 años en los escenarios y te has visto involucrado en un sinfín de polémicas. Te han criticado, te han censurado en muchas ocasiones. ¿Acostumbrado?

Sí, hombre, claro. Sí, ya sabemos cuál es nuestro lugar: al fondo del pasillo a la izquierda [risas].

Sueles arremeter contra políticos y banqueros. ¿Son tus enemigos habituales?

No, qué va, para nada. Lo que pasa es que si te ríes de una prostituta, de una mujer o de un albañil no pasa nada, pero ríete tú de un banquero o un policía.

Da la impresión de que pasas más tiempo en un juzgado que en un estudio de grabación.

En los juzgados no, pero hablando de esta tontería, sí.

¿Qué es lo primero que te viene a la mente si piensas en algo muy español como la picaresca?

La picaresca es un rasgo. No sé si en los otros países también, ¿eh? Pero te digo que tampoco es un mérito lo que pasa en este país. Por lo que veo en otros países parece que el 90% de la humanidad se caga en el otro 10%. No son muy originales.

¿Cómo te sientes más cómodo, como músico o como actor?

Me da igual. A mí ponme un escenario, que yo me lo voy a pasar bien.

¿Es ese uno de tus leitmotivs?

De mi carrera no sé; como persona, sí. Lo que hago lo hago porque de verdad se me ocurre y me lo paso bien. Sin eso no haría nada. Es ese gustito que yo tengo cuando hago canciones, o cuando se me ocurren ideas o cuando las trabajo con gente. Y luego, subir a un escenario a mí no me supone ningún esfuerzo, ni tengo que hacer nada raro, ni me tengo que preparar, ni es ningún susto ni ningún derroche de concentración. Y cuando bajo me siento exactamente igual que antes de haber subido, como si hubiera ido a pasear un rato. Veo a la gente contenta, yo también, cobrado, y fantástico.

Cuando hiciste Manifestación en el Círculo de Bellas Artes de Madrid dijiste que las manifestaciones pacíficas no cambian nada.

No. Está por demostrar.

Estoy pensando en Gandhi...

¿Gandhi? Parece que todavía se las tienen, ¿no?

¿Te sientes malinterpretado?

Cuando muestras tus opiniones y tus historias en un escenario te sientes expuesto, pero es que, qué menos. Tú estás contando cosas y tienes que prever unos se las van a tomar de una manera y otros de otra.

¿¿Cómo te sientes cuando te censuran y no te dejan actuar?

Te sientes como estoy ahora. Me parece bien. No estás, no existes...

¿Has dejado de hacer algo que te apetezca porque está prohibido?

Siempre he hecho lo que quería hacer. A veces sí que le hubiera pegado un par de hostias a alguien, pero se me pasa. No soy nada vanguardista en este sentido.

¿Qué te pasó por la cabeza cuando mandaron a la cárcel a los chicos del guiñol?

Me pareció que ahí el Estado había dado un paso adelante, porque antes se podían meter, te podían decir€, pero a partir de ese momento el Estado dijo que te pueden bajar de un escenario a hostias y meterte en el talego directamente, que es lo que les sucedió a ellos. Eso era una novedad hasta ahora.

No sé si hay algún precedente...

Me pareció que era la primera vez que podían clausurar€ Te puede pasar como a mí en Manifestación, que tenías manifestantes de Podemos a la izquierda de la taquilla y manifestantes de «¡Viva España!» a la derecha, pero el concierto se hacía.

¿Qué te sugieren palabras como libertad, solidaridad y felicidad?

Felicidad es eso que todo el mundo persigue y yo no sé si debería perseguirlo, porque igual, en la vida, aparte de felicidad, también tiene que haber tristeza y melancolía. Libertad y solidaridad salen tanto, que ya no sé a qué nivel estará. Cuando las palabras son tan raras, cuando se habla de solidaridad con los tíos y de libertad con poderes como los que hay ahora, no sé yo ya si tengo permiso para utilizarlas.

Aunque sé que no te gusta leer periódicos ni ver telediarios, ¿cómo ves lo que está ocurriendo ahora mismo en el mundo, con el auge del fascismo, la crisis de los refugiados€?

Veo que la gente mira cada vez más la tele, lee más los periódicos, está todo el día en cosas de estas digitales..., se entera de todo, todo el mundo sabe muy bien lo que pasa en todos los sitios; pero nadie tiene ni puta idea de nada. Creo que es una mentira, que es virtual, que es falso, y qué pena que todo el mundo se lo crea además.

Qué papel te asignas tú en una situación como esta?

Yo, ninguno.

¿Eres testigo y lo dejas pasar?

Me preguntas mi opinión y la digo, pero soy comediante, no soy humanista.