¿Quién es el máximo accionista del Real Murcia: Raúl Moro, que en septiembre compraba el paquete accionarial de Gestora Deportiva Murciana, o Mauricio García de la Vega, que el 7 de marzo ejecutaba el contrato de venta que en diciembre había firmado con el extremeño? Para el Consejo Superior de Deportes, que tiene que autorizar cualquier operación de venta de más del 25% de los títulos de una Sociedad Anónima Deportiva, el dueño de la entidad murcianista no es ni de Cáceres ni de México. Tampoco de Orihuela, desde donde llegó Víctor Gálvez para hacerse con el control de la institución, de hecho es el presidente del consejo de administración desde el pasado 11 de abril. Para el CSD, el propietario del Real Murcia sigue siendo Gestora Deportiva Murciana, empresa ya liquidada y que estaba en manos de Gonzalo y Patricia Samper desde la muerte de su padre, Jesús Samper. Para el organismo gubernamental, Gestora posee el 82% de los títulos, mientras que Moro solo tiene el 12%, resultado de los 400.000 euros que puso en la ampliación de capital del 2016.

El culebrón, que ya provocó que el comienzo de la junta general de accionistas del pasado 11 de marzo comenzase con más de dos horas de retraso y que llevó a algunos de los asistentes a abandonar la reunión con caras de circunstancias por los movimientos llevados a cabo por Miguel Martínez, en ese momento presidente del club,vivirá un nuevo capítulo el próximo sábado 19 de mayo, día en el que los accionistas de la entidad están convocados para vivir la segunda junta en apenas un mes. Dicha cita llega por orden judicial, y es que la Asociación de Accionistas Minoritarios del Real Murcia, ante la parálisis del consejo presidido por Raúl Moro, acudió a los tribunales para exigir una reunión que, según los estatutos del club murcianista, tendría que haberse celebrado antes del 31 de diciembre.

Amparados por la Ley de Sociedades de Capital, el Registro Mercantil dio la razón a la AAMRM y convocó junta general para el 19 de mayo, día en el que Víctor Gálvez puede vivir su primer revés como gestor del Real Murcia. El oriolano, que pagó a Raúl Moro 300.000 euros por unas acciones que no están en su poder, aprovechará la cita para aprobar las cuentas del ejercicio 16-17, tiradas para atrás hace un mes por el propio Raúl Moro, quien, aunque no asistió, cedió su poder a Gálvez Brothers para que votaran en su nombre. El 19 de mayo también debe conocerse qué ha pasado con el lanzamiento de créditos participativos por valor de 600.000 euros y que debían ser adquiridos antes del 30 de abril, pero de los que once días después nadie sabe nada. «No sé si los he comprado», era la respuesta de Gálvez a este diario.

Sin embargo, una cosa son las intenciones del actual consejo de administración y otra muy distinta lo que ocurra finalmente, y es que la junta general podría no llegar a celebrarse.

El famoso quorum se convertirá de nuevo en protagonista. Si en la cita del 11 de abril esa situación solo se desbloqueó porque Miguel Martínez, viendo que todo lo tenía en contra, dio un golpe sobre la mesa en su secuestro del club y se sacó de la chistera un documento de 2017 para, pese a lo que dice el Consejo Superior de Deportes, reconocer a Corporación Augusta, sociedad de Raúl Moro, como accionista mayoritaria. A partir de ahí, con una gran parte de los presentes en contra, el consejo de administración fue ejecutando todos sus planes.

Todo podría cambiar esta vez. Porque en la cita del 19 de mayo el encargado de ejercer de secretartio y decidir si hay quorum o no será un representante de la AAMRM, concretamente Setfan Settels, quien ya defendió en la junta de abril que el accionista mayoritario es Gestora Deportiva Murciana hasta que el Consejo Superior de Deportes no dé por válida la compra de Raúl Moro -el cacereño, pese a adquirir las acciones en septiembre, no sabía que tenía que realizar ese paso, en otro ejemplo más de una gestión caótica y que tiene al club completamente paralizado-.

Antes de comenzar la junta, la AAMRM deberán decidir si hay quorum. Según los estatutos del club, para poder decidir sobre cuestiones relativas a aprobación de cuentas o emisión de obligaciones, dos de los puntos en el orden del día, tiene que estar representado el 75% del capital.

Es decir, que si Enrique López y Stefan Settels mantienen que los herederos de Samper son los accionistas mayoritarios, esa reunión se suspenderá inmediatamente al no estar estos presentes. Tampoco serviría una segunda convocatoria, ya que se necesitaría reunir a un 35% del accionariado, y sin Gestora eso vuelve a ser imposible.

Solo si los integrantes de la AAMRM cambian de opinión y dan su apoyo a Corporación Augusta, sociedad de Raúl Moro, podría celebrarse la junta en la que Víctor Gálvez pretende aprobar las cuentas del ejercicio pasado y posiblemente anunciar que ya es el dueño del club tras comprar los créditos participativos que se lanzaron en abril y de los que nadie sabe nada, en un movimiento a favor del oriolano, que con esas acciones diluiría el paquete que tiene Mauricio García a la espera de que la TAS le dé la razón y pueda volver a tomar el control de la entidad murcianista, esta vez como propietario.

Que la AAMRM cambie de opinión es muy poco probable y es que en los últimos meses han sido muy críticos con la nefasta gestión llevada a cabo por Raúl Moro. De hecho, a finales de 2017 dimitían de sus cargos en el consejo para no seguir siendo participes de los movimientos más que dudosos que ha venido realizando el extremeño y su equipo. En la misma junta de abril, Settels ya solicitó la suspensión la convocatoria de otra en unos meses.