La plantilla del Real Murcia realizó ayer la tradicional comida previa a las vacaciones de Navidad y, después de los últimos movimientos en el club, la noticia más destacada es que el presidente, Raúl Moro, quien está desaparecido en combate negociando el traspaso de poderes del club con el empresario mexicano Mauricio de la Vega, tampoco acudió ayer a la cita con la primera plantilla, lo que unido a que el máximo accionista de la centenaria entidad no acudió al palco del Linense en la victoria del domingo dejan todavía un poco más claro que probablemente Raúl Moro no vuelva a pisar la Nueva Condomina.

De hecho, el empresario ha salido mal de su propio club, ya que sus colaboradores, en el momento que al extremeño se le ha terminado la liquidez, han decidido darle la espalda y apostar por la llegada de un Mauricio de la Vega que tiene desconcertada a la afición por si verdaderamente se trata de un mecenas o simplemente de otra persona que busca protagonismo a través de la entidad deportiva más importante de la Región, como han hecho otras personas desde el fallecimiento hace ya dos años del expresidente Jesús Samper.

Ayer concretamente, al margen de la plantilla grana, donde el capitán, Armando Ortiz, brindó unas palabras al resto de sus compañeros, la directiva estuvo representada por Deseado Flores, Pedro Contreras y José Carrilero, persona que dimitió de su cargo en la directiva hace meses, pero que sigue vinculado a la bases del club grana.

El cuerpo técnico, con José María Salmerón a la cabeza, tampoco faltó a una cita tradicional que este curso llega en un momento delicado de la historia grana, ya que los propios jugadores son los primeros en estar repletos de dudas sobre qué va a pasar con el inminente cambio de poderes entre Raúl Moro y Mauricio de la Vega apenas un año después de que el extremeño accediera a la presidencia del club.

La sensación que quieren desprender los actuales gestores es de total normalidad, pero hasta los propios aficionados comentaban en las redes sociales la destacada ausencia de un Raúl Moro que hasta el mes de octubre ha desembolsado religiosamente las nóminas, al menos, de los futbolistas, quienes ahora también esperan un gesto si al final desembarca el mexicano de la Vega en una operación que está llena de oscurantismo y plagada de dudas, aunque ayer algunos medios digitales del país azteca aseguraban que el traspaso de poderes ya se había realizado con el desembolso de dos millones de euros por parte del agente de futbolistas al extremeño. Raúl Moro esa asiduo a los viajes y a los actos del equipo, pero a pesar de estar en el Nou Camp y contra el Betis B, sus ausencias en La Línea primero y en la comida de ayer de la plantilla son, sin lugar a dudas, la prueba de que Moro está más fuera que dentro.