Casi 10 años han pasado desde el último Barcelona-Real Murcia. Por aquel entonces el equipo azulgrana giraba en torno a una dupla formada por Eto'o y Henry. Un joven Leo Messi reclamaba mayor protagonismo cada temporada, aunque todavía no tenía la repercusión mediática que desprende a día de hoy. Por su parte, el Real Murcia luchaba por la supervivencia en una temporada difícil y que al finalizar terminó en puestos de descenso. Desde esa 2007-2008 los granas no han podido regresar a la máxima categoría.

Quizá por eso era motivo de júbilo para la entidad poder enfrentarse al Barça en Copa con la consiguiente visita al Camp Nou, escenario de tantos capítulos memorables del fútbol español. El resultado de la ida no invitaba ni a la remontada ni a ver una lucha equilibrada.

Ernesto Valverde tenía claro que la opción de la remontada rival era utópica. Por su parte, José María Salmerón también era consciente de que «su liga» es la de Segunda B; la que ahora tiene encarrilada y por la que no podía arriesgar con un once que pusiera en riesgo a nadie trascendental para el partido del próximo domingo contra el Betis B. Pero a pesar de todo, hubo 300 aficionados que no quisieron perderse la cita.

Casi 7 horas de carretera, pedir algún favor en el trabajo o incluso al profesor de turno. Porque en la grada alta del Camp Nou había mucha presencia juvenil con la bufanda grana, muchos que seguro no recordarán el último encuentro comentado porque eran niños. Motivo más que suficiente para aprovechar la ocasión, para poder decir que han visto a su equipo, al de su ciudad, jugar contra el FC Barcelona. La consigna del aficionado era clara: la primera era disfrutar del choque. La segunda creer en la remontada, por muy idílica que fuera. Y la tercera dejar el deseo en el estadio azulgrana de que se regresará lo antes posible en competición liguera.

Y con todas esas sensaciones e ilusiones, llegó el momento de la acción. Y en el descanso las caras sonrientes de la afición murciana es captada por el vídeomarcador. Pero en la segunda parte ocurrió lo que en el fondo todos sabían que iba a ocurrir. Denis Suárez sacó su mejor versión, con descaro, con velocidad. Piqué se unía al ataque. Y Santome se veía cada vez más comprometido. Los dos goles casi consecutivos que ponían el 3-0 en el marcador no hicieron enmudecer la zona acotada para los visitantes. Pero sí que hicieron un poco más pesada la recta final. El Barcelona saca provecho de su mayor físico y el Real Murcia se somete. Se consuma la goleada, pero la afición agradece el partido realizado, la lucha que han llevado a cabo los suyos.

La afición sube al autobús. No va cabizbaja. El equipo está despegando en liga y tanto ellos como el propio equipo saben cuáles son sus aspiraciones. Lo mejor está por llegar. Por el retrovisor ven el Camp Nou tras tomar rumbo a Murcia en una noche dura, de carretera, pero con la consigna de que regresarán más fuertes y en una lid más equilibrada.