La competición de la regularidad permite tener memoria a aquellos equipos que, sobre el papel, pierden puntos de forma inesperada ante rivales en teoría inferiores en calidad, y por ende en presupuesto. No era el UCAM Murcia un súper equipo tras ganar en Nueva Condomina la pasada semana, ni ahora se trata de un equipo zafio que se deja empatar por un recién ascendido.

Pero la realidad es que el Badajoz, con armas modestas y con una capacidad física 'justita' pese a haberse precipitado ya un mes de competición, extrajo un punto de La Condomina que bien pudieron ser tres de no ser por la buena actuación de Germán Parreño, portero del UCAM. Los universitarios mantuvieron su buen nivel de juego en la primera media hora del partido, lo que tardó en marcar y en abofetear a un equipo visitante que, con el gol de Quiles, mostró sus mejores capacidades al verse por detrás en el luminoso. Al igual que sucediera en jornadas anteriores en La Condomina, el UCAM se vio contra las cuerdas en la segunda mitad, ofreciendo a su respetable esa sensación de regusto amargo en la mente.

Los jugadores de Planagumá inauguraron el encuentro con poderío y un corrector saber estar sobre el césped. Las líneas adelantadas de los universitarios dificultaban la escasa, por no decir inexistente, salida de balón del Badajoz. El equipo que entrena Juan Marrero sufría lo indecible para mantener la posesión, un nerviosismo que los locales aprovecharon con creces.

Catapultados por un inspirado Marc Fernández en banda izquierda, los universitarios sitiaron el área pacense. Aunque el Badajoz lo intentó sin fortuna a balón parado en el 7', el atacante del UCAM Murcia Alberto Quiles volvió a deslumbrar con su amplio repertorio a la afición de La Condomina. Combinando de primeras buscando sorprender, y entendiéndose a la perfección con el citado Marc, empezó a romper líneas con su verticalidad al espacio. Lo intentó primero de cabeza tras servicio de Góngora, y desde la frontal tras recibir de Marc Fernández, pero en ambos casos se topó con la muralla del Badajoz. También reclamaron los universitarios dos penas máximas, una por mano de Chechu y otra que concluyó con amarilla para Isi Ros por fingir la caída dentro del área.

En todo caso, los visitantes planeaban defender con balón, salvaguardando la posición para evitar que el UCAM asestara algún golpe mortal. Pero esas opciones se difuminaron para la escuadra pacense. En el minuto 27, una rápida recuperación de Jony Ñíguez en el centro permitió a Marc Fernández relanzar la jugada por la izquierda para asistir al espacio a Quiles. Apareció el onubense solo en el área tras pillar desprevenida a la retaguardia visitante, recortó con velocidad al meta Néstor Díaz, y firmó su tercer gol del curso de forma autoritaria.

Pero, por sorpresa, con ese tanto murió la chispa y el desparpajo que servía al UCAM para imponer su ley en La Condomina. El Badajoz tardó seis minutos en replicar y en mandar al traste el buen hacer de los locales. Combinó con calidad el equipo visitante por la derecha para que Guzmán colgase desde el costado buscando el corazón del área. Un ex del UCAM, Álex Rubio, prolongó levemente posibilitando la llegada por el otro costado del extremo Ruano. Controló, y de disparo certero, mandó un disparo cruzado hacia el fondo de las mallas. Antes del descanso, Álex Rubio y Marc Fernández registrarían un nuevo acercamiento para sus equipos, pero sin fortuna.

Tras el hemisferio, el UCAM, víctima del espejsmo vivido en los vestuarios, se sintió de nuevo capacitado para buscar el gol. Quiles y Marc, los mejores del partido junto con el central Dani Pérez apagando fuegos en línea defensiva, se erigieron como estiletes en sus respectivas tareas.

Sin embargo, al sobrepasar la hora de partido, el conjunto que dirige Lluís Planagumá se dejó llevar, siendo incapaz de mover el esférico con velocidad y buscando la profundidad que caracteriza a un equipo de la zona noble de la tabla. Ni había embestidas por las bandas ni encontraban la manera los locales de combinar por dentro. En resumen, un atasco generalizado resumido con la sustitución de David López a los 55 minutos de juego.

El Badajoz achicó espacios, se replegó en campo propio, y concedió las estériles posesiones a un UCAM que no sabía que hacer con la pelota en los pies. Tardó Planagumá en reaccionar, dando entrada a Arturo en el 72' por si caía algún destello de originalidad y frescura en las inmediaciones del área. El Badajoz siguió acumulando gente por dentro tras sus rotaciones, y manteniendo a Álex Rubio como referencia para convertir en peligro cualquier balón llovido del cielo. Y fue así como a doce minutos del final, con el partido alargándose hasta la extenuación, como el Badajoz dejó de conformarse en el empate para buscar la victoria.

Le salió bien la jugada Marrero, ya que su equipo salía con una velocidad endiablada hacia la portería de Germán con cuatro toques. Álex Rubio avisó de cabeza tras un buen centro de Ruano, y el propio delantero gaditano, pocos minutos después, falló en el mano a mano dentro del área tras llegar sin fuelle al momento crucial. No obstante, fue en el 84' cuando el Badajoz dispuso de la mejor ocasión. Ruano controló dentro del área, fintó con la zurda dejando roto a Fran Pérez, y con la derecha, sacó un lanzamiento preciso que iba directo hacia las mallas. Fue entonces cuando Germán, por cuarta vez, repelía el peligro visitante para mantener la igualada en el luminoso. De tal modo, no fueron esos diez minutos finales los que dejaron al UCAM con las papilas avinagradas. Más bien, la plausible falta de ideas de toda la segunda mitad que no solo impide una nueva victoria, sino la posibilidad de colocarse líder en solitario del Grupo IV.