Pedro José Andújar Bastida se presenta en su cuenta personal en la red social Twitter como «un apasionado del deporte». Sin duda, se trata de la mejor descripción para un deportista global, que fue ciclista en su juventud hasta que un día, cuando militaba en el Valencia Terra i Mar de categoría Elite y Sub-23, donde corrió a las órdenes de Paco Antequera y fue compañero, entre otros, del medallista olímpico Sergi Escobar, decidió dar un giro a su vida. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, este monitor de actividades deportivas de la concejalía de Deportes del ayuntamiento de Cartagena acaba de hacer historia, convirtiéndose en el primer triatleta de la Región en conquistar un Ironman internacional. Otros murcianos como Juan Bastida, Pedro María Campoy, Alejandro Valverde y Mabel Gallardo, entre otros, habían logrado grandes resultados en la distancia más dura del triatlón, llegando a clasificarse para el Mundial de Hawaii, pero ninguno se había subido a lo más alto del podio en una cita como la de Copenhague, que se disputó el pasado domingo sin presencia de profesionales, pero con más de tres mil participantes. «Nunca hablamos de ganar la prueba; solo le dije que no hiciera el loco. Pero la noche anterior ya me comentó que lo iba a hacer bien pese a que no tiene mucha confianza en la carrera a pie, pero en Copenhague hizo el maratón en tres horas, cuando habitualmente está en tres horas y diez minutos», afirma Ramón Navarro, presidente del Trirunner Pozo Estrecho, club del que 'El capo', como es conocido Andújar por sus compañeros de entrenamientos, es tesorero.

Fue en el triatlón donde encontró en 2012 una nueva fuente de inspiración deportiva de la mano de su amigo Ramón Navarro. Los dos fundaron el club Trirunner, una entidad que se ha convertido ya en una referencia en este deporte. El campeón de Copenhague ya deslumbró en su estreno en 2013 al quedar tercero en una prueba de media distancia en Canet de Berenguer (Valencia). Segundos puestos en Caravaca y Portmán fueron los resultados que precedieron a su salto al Triatlón del Alpe d'Huez, para especializarse en el Ironman - 3,86 kilómetros de natación, 180 kms. de ciclismo y 42,2 de carrera a pie-, donde los inicios, como en todo, fueron duros. En Mallorca sufrió una lesión y en Valencia 'reventó'. Fue en Lanzarote en 2016 cuando fue vigésimo en la general y primero en su grupo de edad, dando un gran salto de calidad. En la mítica prueba española logró el pasaporte para el Mundial de Hawaii, donde fue cuarto en su grupo de edad y, por tanto, medallista, ya que en esta cita los cinco primeros suben al podio.

Este año se había preparado para la cita de Copenhague en pruebas de media distancia de la Copa de España, siempre representando al club de su localidad natal, donde reside, y que en la actualidad tiene más de treinta deportistas bajo su tutela. «No cobramos licencia ni mensualidades, cada uno se paga lo suyo, y lo que sacamos de los patrocinadores, lo repartidos entre todos», afirma Ramón Navarro sobre la filosofía de un club modesto que se ha convertido en un referente.