La junta extraordinaria de accionistas del Real Murcia confirmó la alergia que Raúl Moro tiene a las ruedas de prensa y a las preguntas incómodas. El extremeño, pese a la importancia de la cita que se vivía en Nueva Condomina, mantuvo una postura que ya se está convirtiendo en una rutina en la entidad murcianista. Y es que después de seis meses al frente de la entidad, el empresario no se ha sentado ni una sola vez ante el micrófono en la sala de prensa del estadio murciano. Ni en la sala de prensa ni en cualquier otra estancia, algo que ayer volvía a repetirse. Tras acabar la junta, Moro se colocó su chaqueta y evitó cualquier contacto con los medios. De hecho, antes de poder acceder a la sala en la que se celebraba la reunión, los periodistas presentes fueron informados por el responsable de comunicación de que posteriormente solo se realizaría una declaración por parte de un miembro del consejo -no se aclaró quién de ellos-, aunque estaría prohibida cualquier pregunta.
Y así ocurrió. Fue acabar la junta y, mientras Raúl Moro se escurría para evitar estar en el centro de los focos, Deseado Flores se enfrentaba a los micrófonos, haciendo una reflexión de un minuto en la que apenas señaló que el consejo sigue trabajando para llegar a un acuerdo con Gonzalo Samper. Cuando acabó, algún periodista intentó lanzarle una pregunta, pero sin éxito. Pedro Contreras, cuyo cargo en el Real Murcia nadie conoce, acudió rápidamente para evitar que los medios hicieran su trabajo.
No es la primera vez que ocurre algo así. Desde que el grupo accediese al consejo de administración el 28 de diciembre, Raúl Moro solo se ha sentado una vez ante los periodistas, fue justo ese día, en el que tras tomar el control de la gestión del club grana hacía sus primeras declaraciones, pero escudándose en su desconocimiento de la entidad, apenas dio detalles de cuáles eran sus planes. Posteriormente, los medios han tenido restringido cualquier acceso al presidente del Real Murcia. De hecho, cualquier petición de entrevista es rechazada o no contestada desde las oficinas de Nueva Condomina. «Agradecemos su interés por la entrevista, pero le comunicamos que Raúl Moro no concede entrevistas a ningún medio». Esa fue la respuesta que recibió este diario el pasado 14 de febrero. Tras otro intento hace unos días vía mail, los responsables del club grana han preferido no contestar.
Todo parecía indicar que la junta de accionistas de ayer vendría acompañada de una rueda de prensa del presidente grana, algo habitual cada vez que se celebra una reunión de este tipo en Nueva Condomina. Jesús Samper siempre atendió a las preguntas de los medios tras sentarse frente a los accionistas, una tradición que también mantuvo Guillermo Martínez Abarca en la convocatoria que vivió como presidente en marzo de 2016. Sin embargo, incluso antes de empezar la cita, ya se sabía que no habría comparecencia ni respuestas a ninguna pregunta. Así, Raúl Moro evitó una vez más dar explicaciones sobre temas importantes que rodean al club grana, como por ejemplo cuáles están siendo sus actuaciones para conseguir los más de cuatro millones que viene reclamando Hacienda desde hace meses para dar una aplazamiento. Además, la Agencia Tributaria también tiene una demanda en el juzgado por más de 300.000 euros que los murcianistas están obligados a hacer frente. El silencio de Moro tampoco permite conocer los motivos por los que el extremeño no ha hecho frente a los pagos a los jugadores despedidos en enero, que han denunciado ante la AFE, o a los empleados de oficinas a los que se echó con nóminas pendientes y sin indemnización.
Los que sí tuvieron la oportunidad de hacer preguntas al máximo mandatario fueron los accionistas presentes en la sala. Pero pese a todas las incógnitas que rodean al Real Murcia y a diferencia de lo que ha ocurrido en citas anteriores, solo uno de ellos decidió aprovechar el turno de ruegos y preguntas. Y no lo hizo para interrogar al extremeño, sino que lo utilizó para reprochar a Gonzalo Samper que no se aparte de una vez del accionariado de la entidad murcianista.
